Turismo para ricas
«Eat Pray Love»
Mikel INSAUSTI
El peaje a pagar por la presencia en el 58 Zinemaldia de Julia Roberts ha sido demasiado caro, porque un festival de primera categoría no se puede permitir incluir en su programación una película comercial tan denostable, ni siquiera fuera de concurso. El pase de “Eat Pray Love” tampoco ayuda a la justificación de la concesión del Premio Donostia a la actriz de la sonrisa dentrífica, con una carrera que nunca se ha caracterizado por la elección de papeles que pretendan algo más que empatizar con el gran público. Ahora se convierte en el rostro cinematográfico de la escritora Elizabeth Gilbert, quien podría pasar perfectamente por cualquiera de las cuatro protagonistas de “Sexo en Nueva York”. En la pantalla luce todo lo frívola que puede lucir la autora de un best-seller que mezcla descaradamente la guía turística con el manual de autoayuda. Una burguesa neoyorquina de mediana edad que se puede dar el gustazo de dedicarse a si misma un año sabático para viajar, conocer gente y tener enriquecedoras experiencias al alcance de muy pocos. Quienes quieran ser como ella la envidiaran y las que no…
“Eat Pray Love” es el anuncio más largo que se haya visto nunca, nada menos que dos horas y media de imágenes publicitarias a todo lujo. La heroína nunca pierde su pose de niña bien, ni siquiera en la parte que transcurre en la India, donde por un instante llega a arrodillarse para hacer penitencia fregando el suelo. Tal vez por no verse en otra semejante decide perdonarse, que es lo que buscaba con la meditación. Y, antes de volver a la sociedad de consumo, realiza una obra de caridad, que es la forma que tienen las personas que sólo se quieren a sí mismas de prestar un poco de su amor propio a los demás. Al postrero arrebato de generosidad también contribuye su retorno al amor, en brazos de un Javier Bardem con acento carioca y aspecto de chulo de playa. No es que a ella le falten pretendientes por todo el mundo, su gran duda existencial consiste en decidir con cual quedarse.
