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Análisis | Tras la declaración de ETA

Mucho más que una «noticia no mala», aquí y en todo el mundo

La semana ha sido prolija en declaraciones políticas sobre la declaración de ETA, pero eso conforma sólo una parte de la realidad sobre su impacto real en la sociedad. Se puede extraer una primera conclusión: el intento oficial de neutralizarla ha tenido dudoso éxito en el Estado, y muy poco en Euskal Herria.

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Ramón SOLA

El miércoles, en la apertura de la temporada de sidrerías en Astigarraga, el cocinero Karlos Arguiñano realizaba un discurso corto pero contundente: «Somos un pueblo que va a seguir adelante por cojones. Con paz -matizaba-. Nos hace falta la paz, la vamos a conseguir entre todos, queremos todos la paz, porque la necesitamos». Y lo remataba con esta afirmación: «Y al que no quiera la paz, que le den...».

La grabación de la peculiar salida de Arguiñano ha alcanzado notable difusión en internet, lo que muestra que se trata de algo más que una anécdota: seguramente sin pretenderlo, Arguiñano estaba resumiendo el hartazgo de muchos ciudadanos vas- cos de a pie ante la campaña para restar importancia a la declaración de ETA del lunes y enfriar la ilusión consiguiente.

Parafraseando a Alfredo Pérez Rubalcaba, pocas veces una «noticia que no es mala» tuvo tanto impacto en audiencia, en Euskal Herria, en el Estado español y en el mundo. En estas páginas ya se ha remarcado la contradicción de muchos medios españoles y vascos que editorializaron afirmando no ver gran novedad en el texto mientras dedicaban a la noticia en torno a una docena de páginas por término medio.

Hay datos objetivos que arrojan luz sobre la cuestión de si la noticia era relevante o no. Empezando por los de esta casa. La curva de conexiones a la web empezó a crecer cuando se acercaban las 12.00 y el rumor de un comunicado de ETA empezaba a ganar intensidad a través de las redes sociales. Pues bien, pasado el mediodía -cuando se difundieron el texto, la grabación en audio y las imágenes de la declaración de sus tres portavoces- gara.net experimentó un crecimiento del 1.091% respecto a la media de cualquier lunes.

El impacto se mantuvo durante toda la jornada, de modo que el número de entradas durante el total del día triplicó el habitual. Internautas de 134 países conectaron con GARA para saber qué decía ETA, incluso desde los puntos más remotos del planeta respecto a Euskal Herria o poco poblados (Barbados, Madagascar, Haití, Azerbaiyan...). Se produjeron entradas a gara.net desde otras 1.249 páginas, sobre todo vía Facebook o Twitter.

De modo también inhabitual, muchos medios de todo el mundo decidieron directamente enlazar la página web de GARA para que su público conociera la noticia a través de la fuente más directa. Así lo hicieron, por citar algunos, ``El País'', ``The Guardian'', ``The Irish Times'', ``El Universal'' mexicano...

Éste no fue el único medio que sintió positivamente el «tirón» de la noticia. Fuentes de ETB explican que la mesa redonda dedicada al tema esa misma noche del lunes en ``Plató 2.0'' tuvo unos datos de share bastante superiores a los habituales.

El Canal 24 Horas de Televisión Española improvisó igualmente una tertulia sobre la cuestión. Destacó la presencia de un experto en semiótica y comunicación que hizo un exhaustivo análisis de la terminología y la simbología empleada por los interlocutores de ETA, hasta que otro de los tertulianos le indicó que no era correcto detenerse tanto en el mensaje de «una banda terrorista».

Durante la semana han aparecido editoriales o artículos especiales en medios como ``The Washington Post'', ``The Wall Street Journal'', ``The Guardian'' o Al Jazeera. Otro dato: la agencia France-Presse ha difundido a todo el mundo imágenes de seis comparecencias dedicadas a valorar la situación creada tras el alto el fuego permanente, general y verificable. Tres de ellas son de la izquierda abertzale (la del lunes en Donostia, la del jueves en Bilbo y la del viernes en París), otra de los miembros del Acuerdo de Gernika (el martes), y sólo dos corresponden a portavoces oficiales (las de Rubalcaba y Patxi López del lunes).

Queda claro que lo que diga la izquierda abertzale interesa, y mucho. Así, la página web creada para informar de los movimientos que se van produciendo (basquepeaceprocess.com) ha sumado ya 3.000 seguidores en Facebook desde que se puso en marcha el martes.

Con lo anterior queda claro que había noticia, pero ¿era sólo «no mala» o algo más? Un dato objetivo puede ser el que ofrece el Pulsómetro publicado por la Cadena Ser el viernes. Según el resumen de su página web, esta vez incluso en el conjunto del Estado «se considera el alto el fuego una buena noticia y en general la gente es optimista sobre el proceso hacia el fin de ETA, pero un proceso todavía lejano porque la mayoría cree que estamos ante una tregua-trampa. Piensan que ETA no tiene voluntad real de dejar las armas y se rechaza, aunque por estrecho margen, que el Gobierno explore vías de diálogo con ETA». La Ser indica que un 44% de los encuestados «piensa que debería intentarlo». Si se repara bien en ello, se trata de un porcentaje que quizás supere incluso al volumen de partidarios del PSOE a tenor de su desplome en los últimos sondeos de intención de voto.

A continuación viene un matiz importante: en Euskal Herria, los encuestados no sólo creen mayoritariamente que el Gobierno español debería hablar con ETA, sino que «el 80% es optimista sobre el proceso final de ETA e incluso el 50% cree que el comunicado es el principio del fin de la violencia. La mayoría cree que Batasuna quiere rechazar la violencia y el 70% piensa que la izquierda abertzale debe presentarse a las elecciones». Un porcentaje que supera de nuevo la representatividad teórica de los partidarios de la ilegalización (PP, PSOE, UPN) y de quienes se muestran tibios ante ella (PNV). Otra cosa: el Pulsómetro añade que hace sólo tres meses «la mayoría de los vascos no creía que ETA dejara las armas de forma inmediata y no creía que Batasuna fuera a condenar la violencia».

Y todo ello pese al modo en que el Gobierno español se esforzó en intentar «pinchar» la declaración todo lo posible, aunque para ello tuviera que incurrir en otra contradicción: sacar a escena a su máximo comunicador, Rubalcaba, para que dijera que no había nada importante en el mensaje de ETA.

La comparecencia del ministro de Interior marcó rápida y directamente las valoraciones de medios y partidos. Muy comentada ha sido la mutación progresiva que sufrió el comentario en ``El País» de su máximo analista político sobre el tema. Si en la mañana del lunes, antes de que hablara Rubalcaba, el titular era «Y Batasuna se impuso al fin a ETA», por la tarde el texto había pasado a encabezarse en sentido totalmente contrario: «Y Batasuna sigue sin imponerse». Lo más curioso -aún se puede comprobar en la web de ``El País»- es que el resto del texto era idéntico. Al día siguiente, en la edición escrita, se optó por una fórmula intermedia: «Y Batasuna disputó con ETA».

Se necesitaría mucho sitio para ir ejemplificando cómo otros portavoces políticos o mediáticos fueron reajustando sus discursos «al dictado» de La Moncloa. Incluido el portavoz del PSOE, Marcelino Iglesias, que había hecho una valoración bastante más positiva en una rueda de prensa previa. También resultó significativo el modo en que se escalonaron las convocatorias: Iñigo Urkullu, líder del PNV, esperó no sólo a Rubalcaba, sino también a que hablara Patxi López en Lehendakaritza.

Si se repara en el momento en que fue apareciendo cada valoración, se ve que buena parte de los agentes políticos esperó a ver qué decía el de al lado para determinar si la declaración de ETA merecía valorarse o no, y si era positiva, regular o pésima. Una muestra de infantilismo político, tanto como la risa que sonó como politono en el teléfono de Juan Carlos de Borbón cuando participaba en una recepción en Zarzuela. Él también fue avisado rápidamente de esa declaración que según Rubalcaba no era gran cosa.

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