Cortó su racha de cuatro derrotas consecutivas y cerró la primera vuelta con 25 puntos que encarrilan la permanencia
La victoria de la tranquilidad
Los blanquiazules recuperaron la intensidad y concentración defensiva y eso, unido a la calidad de los cuatro jugadores adelantados, posibilitó el triunfo más cómodo de la temporada. Los riesgos de Míchel permitieron a Aranburu marcar dos goles en seis minutos.
GETAFE CLUB DE FÚTBOL 0
REAL SOCIEDAD 4
Joseba ITURRIA
La Real consiguió en Getafe la victoria de la tranquilidad. El equipo y su entrenador no se contagiaron de los nervios que se desataron tras cuatro derrotas, mantuvieron la calma y la tranquilidad con la que se encaró el partido permitió la victoria más cómoda, que además posibilita mantener los nueve puntos sobre el descenso cuando se cierra la primera vuelta.
Llegar al ecuador de la competición con un triunfo da una tranquilidad enorme. Además de los tres puntos y de los cuatro goles, fue muy importante acabar por vez primera fuera con la portería imbatida con la misma defensa del partido anterior. Cuando se encajan goles se critica a los defensas, pero defender es un trabajo de equipo.
Tras verse en el sexto puesto, la Real olvidó que había llegado hasta ahí gracias a su intensidad y concentración defensiva y su espíritu de sacrificio colectivo. Ayer la Real estuvo muy junta y concentrada en todo momento. Eso se vio en la cantidad de jugadas de estrategia que defendió sin conceder ocasiones. Fue a las disputas como en pocos partidos -le señalaron 18 faltas y vio cinco tarjetas- y cuando se une esta disposición defensiva con la calidad de los cuatro jugadores más adelantados, el éxito está mucho más cerca.
Y entre los cuatro defensas y la línea de tres hay que destacar a Elustondo, al que le ha tocado estar en la diana cuando se pierde aunque, si se analizan los resultados, son mejores cuando juega. Reiteró en Getafe que es un jugador de la Real para años porque tiene calidad y físico para ser un buen medio centro, sin necesidad de ser un organizador.
Al fútbol se puede jugar sin un jugador que cumpla esa tarea, hay pocos que organicen y además defiendan, y más como lo hizo ayer la Real. Regaló el balón al Getafe -llegó a un 67% de posesión-, y le esperó con las líneas muy juntas atrás para conectar con rapidez a la contra con su maravillosa línea de tres. Sólo con ellos y Llorente se puede ganar partidos con comodidad sin necesidad de que los laterales suban tanto la banda.
Y además los cuatro de adelante permiten el juego directo porque lo dominan a la perfección, lo que evita pérdidas de balón en zonas comprometidas y las correspondientes contras. Con esas premisas, la Real ganó con mucha autoridad a un Getafe que nunca inquietó y que fue un coladero cuando Míchel llenó su equipo de delanteros para alegría de Aranburu, que metió dos goles en los escasos seis minutos que jugó tras dos semanas muy difíciles para él por su compromiso con esta sociedad.
Partido de cara
La Real se vio beneficiada por un gol que le permitió defender con tranquilidad. Había sufrido en los primeros minutos del partido, cuando el Getafe buscaba a Manu del Moral en la banda derecha. Al minuto ya puso en aprietos a Bravo con un disparo, pero pronto se rehizo Mikel González para demostrar que puede jugar muy bien en el lateral izquierdo.
Por fortuna, en la primera llegada al área, Xabi Prieto sacó uno de sus centros habituales y Zurutuza llegó bien para provocar un penalti por mano tan clara como absurda de Miguel Torres. El artista donostiarra lo trasformó con su sangre fría, apurando al máximo la interpretación de la paradinha.
A la media hora fue Llorente el que centró y Griezmann marcó con una volea espectacular. La Real fabrica por la derecha y culmina por la izquierda y así llegaron los cuatro goles. Tras el suyo, el de Macon besó la ikurriña y se la enseñó al público en un gesto equivocado, pero que tiene mayor significado por ser francés y porque defendió a sus compañeros y a todos los vascos de los insultos que recibían.
El 0-2 no hizo más que aumentar la confianza y la tranquilidad del equipo realista. Míchel tiró de vídeos, quiso imitar a Aguirre y Manzano y empezó a sustituir jugadores defensivos por ofensivos. Y cuando metió un defensa fue para jugar con tres y el resto con vocación ofensiva. Porque de medio campo para adelante el único que podía defender era Boateng, que estaba fuera del partido y además no debió acabarlo por una agresión a Llorente que Turienzo Álvarez dejó en tarjeta amarilla.
El Getafe acaparaba el balón y tenía muchos jugadores ofensivos, pero Bravo apenas sufrió. En todo el segundo tiempo apenas se pudieron contabilizar dos disparos tímidos que resolvió el portero chileno sin problemas.
Además, los riesgos que asumió Míchel al jugar con tres defensas permitieron a los blanquiazules contragolpear con muchos espacios y así llegaron los dos goles de Aranburu, que ratifica su atípica habilidad para rematar mucho mejor y marcar más goles con su pierna izquierda, en ambos casos a servicio de un Xabi Prieto que está a un nivel de juego extraordinario.
Los dos goles permitieron que los centenares de aficionados realistas comenzaran la fiesta de San Sebastián a 500 kilómetros de Donostia. Hay motivos para celebrarla con tranquilidad porque cuando empezó la Liga muy pocos podían pensar que este equipo era capaz de llegar al ecuador de la competición con 25 puntos y 29 goles. Y con nueve jugadores de la cantera en el campo casi siempre. Y durante 21 minutos los diez jugadores de campo eran de Zubieta, con una media de 25,5 años. Un dato para estar orgulloso y para mirar al futuro con tranquilidad.
Antoine Griezmann fue protagonista del partido por su gol y su celebración, cuando besó y señaló reiteradas veces la ikurriña que luce la camiseta de la Real mientras se dirigía al sector de la afición del Getafe que profirió reiteradamente cánticos insultantes contra los vascos. Al término del partido pidió perdón a la afición del Getafe: «Si hubiera sabido que la gente se iba a enfadar tanto, no lo habría celebrado así. Pido perdón si ha molestado. Cuando marco un gol me comporto como un niño y lo he hecho sin darme cuenta». A partir de esa celebración fue abucheado por la grada.
Lasarte se mostró contrariado con ese gesto en el campo y luego declaró que «desde el punto de vista deportivo vuelve a convertir un gol, es un jugador importante y además del gol trabaja como un veterano. En la celebración cometió un error. Esas cosas ocurren en la juventud, me lo dijo en el vestuario, y es importante que sepa comportarse en circunstancias hostiles».
Preguntado por los 25 puntos con los que cierra la Real la primera vuelta, señaló que «el objetivo de un equipo que asciende es mantener la categoría con tranquilidad y, si logramos algo más, bienvenido sea. Hay margen para crecer y este resultado viene bien porque rompemos la dinámica negativa y nos permite mirar al futuro con tranquilidad. Terminamos la primera vuelta con unos puntos interesantes y esperamos que la segunda sea similar».
Explicó que cambió a Rivas porque pudo ver la segunda tarjeta en un incidente tras acabar el primer tiempo y estaba contento por acabar imbatido: «Además de convertir se trata de que no te conviertan. Somos un equipo que hemos encajado goles infantiles y ganar con la portería a cero es importante para la segunda vuelta». GARA
El riojano cedido por la Real hasta final de temporada salió en el minuto 55 al campo y marcó en el 86 el gol del triunfo del Nástic en Albacete (0-1) tras bajar un balón con clase y pegarle con el empeine de su bota derecha y mandarlo a la escuadra.
La primer juvenil ganó al Lagunak 3-2 y sigue líder. La jornada fue perfecta para la cantera porque, al margen del triunfo del Sanse ante La Muela (1-2), también ganaron el cadete al Barakaldo (1-0) y el infantil txiki al Sporting (2-0). Hoy el Easo visita al Ariznabarra (11:45) y el cadete txiki al Antiguoko (15:30)