Mañana tocará hablar de las reacciones a la sentencia del TC sobre Bildu, pero hoy les presento una perla -y de las buenas- sobre lo que algunos entienden como justicia.

Alfonso Rojo, en «Abc», nos hablaba de la ejecución extrajudicial -y por lo tanto absolutamente ilegal- de Bin Laden. Miren el tono: «Yo también siento que a Bin Laden le dieran un balazo en el pecho y lo remataran con otro en la cabeza. Y lo siento, porque antes le tenían que haber pegado un tiro en las pelotas». Si eso no es apología de la tortura...

Y es que, a juicio del columnista, «el tipo era un villano perverso y merecía lo que le han dado y más». El tío debe estar de testosterona hasta las orejas para escribir cosas así: «Los tertulianos que justifican la ejecución del líder de Al Qaeda suelen comenzar sus alegatos con eso tan piadoso e hipócrita de que no se puede desear la muerte a nadie. Vale ya de mamonadas». Ya no le da ni siquiera vergüenza. Y, además, se está viniendo arriba. Ya verán.

Criticaba Rojo a «quienes sostienen que Obama debería haber ordenado arrestarlo y llevarlo a EEUU, para ser juzgado» para reconocer a continuación que «podían, porque el facineroso ni cogió un fusil y estaba acurrucado en la cama, pero ¿han pensado en el escenario probable una vez detenido Bin Laden?». Ahí está el meollo del asunto. Aunque Rojo trate de desvirtuarlo: «¿Imaginan qué hubieran hecho los suyos? Yo sí: entrar armados hasta los dientes en un colegio español, francés, inglés o norteamericano, poner explosivos a granel, exigir la liberación de su jefe, anunciar que cada media hora matarán a un crío si no se cumplen sus exigencias y empezar la faena. Con 500 alumnos, da para más de diez días de horror. Eso o algo peor». Sin duda lo peor -para Rojo y compañía- sería escuchar la declaración de Bin Laden sobre sus amistades peligrosas.

Que conste que no le tenía ninguna simpatía, pero me repugna que tipos como Rojo, en nombre de lo que ellos llaman justicia, escriban que «se abre una colecta para comprar un ramo de flores para mandárselo al SEALS que apioló a Bin Laden». Se exhiben sin ningún tipo de pudor.