Euroliga Final Four Barcelona 2011
Hambrientos del más dulce bocado
Siena busca estrenarse, Real Madrid y Maccabi reverdecer viejos laureles y Panathinaikos seguir con su acierto de los años impares.
Arnaitz GORRITI
Sed de gloria y hambre de títulos. He ahí lo que traen Montepaschi Siena, Panathinaikos, Maccabi Tel Aviv y Real Madrid, los cuatro comensales de la Final Four de Barcelona, una edición sin favorito claro y que echa de menos tanto al CSKA de Moscú, presente en todas las finales a cuatro desde 2003, como al propio Barcelona, anfitrión de este evento y, hasta el domingo, vigente campeón continental.
Aunque la Final Four no arranque hasta las 18.00 de hoy, cuando Siena y Panathinaikos empiecen el primer partido, la previa quedaba ya fijada con la protocolaria rueda de prensa de la mañana de ayer. El Salón de Cent del ayuntamiento de Barcelona recibió a los cuatro entrenadores -Pianigiani, Obradovic, Molin y Blatt- y a un jugador por equipo -Kaukenas, Diamantidis, Schortsianitis y Felipe Reyes-. Más allá de la cortesía habitual, en todos ellos se notaba el apetito por hacerse con el bocado más dulce del baloncesto europeo. Así, todo un múltiple campeón de la euroliga como Zeljko Obradovic declaraba: «Me alegro de estar aquí, porque llegar a la Final Four ha supuesto una dura batalla, especialmente en la eliminatoria contra el Barcelona, ya que se trataba del favorito no sólo para pasar de ronda, sino para ganar la Euroliga. Resultó muy difícil, pero aquí estamos».
Felipe Reyes, capitán del Real Madrid, subrayaba que «para los seguidores madrileños ganar el título europeo en Barcelona resultaría muy especial, aunque a los jugadores no nos importa tanto dónde, sino llevarnos la Euroliga, que es lo máximo en el basket continental».
La bendición del año impar
De los cuatro participantes de la Final Four, sólo el Montepaschi de Siena no sabe lo que es ganar y, precisamente, se enfrentará a un PAO que, de los otros tres contendientes, es quien más recientemente ha ganado la Euroliga: en 2007 y 2009.
Los hombres de Obradovic tratarán de seguir con su bendición de los años impares. «Personalmente, si mi equipo llega a jugar la Final Four en cada una de las capitales europeas, ya estaré feliz», bromeaba al respecto Zeljko Obradovic, que trataba de quitarse cualquier posible favoritismo ante el Siena. «Al final, el baloncesto es un deporte de jugadores, y nosotros respetamos a Siena, ya que hizo un gran trabajo para llegar hasta aquí». Preguntado sobre su propia figura como hombre experimentado en esta clase de finales, Obradovic, entre bromas y veras, respondía que «bueno, está bien que se aluda a mi experiencia, si ello sirve para quitarle presión a mis jugadores. Por otro lado, aquí tengo a Dimitris -Diamantidis-, que es nuestro capitán y nuestro líder y que también sabe exactamente lo que hay que hacer para volver a jugar una final».
Mientras, Siena parece tener un idilio con Barcelona, ya que fue en esta ciudad, en la Final Four de 2003, donde hizo su debut en la cita más importante del baloncesto continental. No obstante, su técnico Simone Pianigiani observaba que estos ocho años no han pasado en balde. «Es bonito estar aquí otra vez, pero más aún saber que ésta va a ser nuestra cuarta Final Four -repitieron en 2004 y 2008-. Por culpa de pequeños detalles nunca pasamos las semifinales, pero confiamos en que en estos años hayamos aprendido lo bastante como para conseguirlo al fin».
Duelo entre históricos
La segunda semifinal, entre Maccabi y Real Madrid, comenzará a las 21.00. Los macabeos buscan repetir un triunfo que se les resiste desde 2005 -cayeron en las finales de 2006 y 2008-, mientras que el Real Madrid, que tiene ocho Copas de Europa en sus vitrinas, regresa a la Final Four desde 1996 -en la edición de 1995 derrotaron al Olympiacos en la final con el gran Arvydas Sabonis como líder-.
«Si queremos imponernos al Maccabi, no sólo deberemos defender bien, sino que cada uno de nosotros tendremos que estar a gran nivel, ya que ellos tienen suficientes individualidades -a pesar de la ausencia por lesión de Doron Perkins- para decantar los partidos a su favor», opinaba el técnico madridista, Emanuele Molin.
Mientras, el cuadro macabeo -que se prevé que arrastrará a 5.000 incondicionales desde Israel, muchos de ellos sin entrada- teme la capacidad reboteadora de los blancos. «Nuestro objetivo debe ser romper el rebote del Real Madrid y con ello su capacidad ofensiva», afirmaba el alero David Blu en declaraciones a la prensa israelí antes de partir hacia Barcelona».
Para esta semifinal, la falta de experiencia madrileña podría ser una clave. «Si nos mantenemos unidos y jugamos como sabemos, tendremos opciones de ganar», opinaba Reyes.
La Final Four de Barcelona honrará a un nuevo campeón. El único que hasta la fecha no ha ganado, el Montepaschi Siena, vuelve al escenario donde, allá por el año 2003, se estrenara en la élite del baloncesto europeo.
El Real Madrid, aunque tenga ocho Copas de Europa en sus vitrinas, es el equipo más inexperto en estas lides. Su última Euroliga data de 1995, cuando, de la mano de Sabonis, fueron vencedores en la cita celebrada en Zaragoza.
El Staples Center de Los Angeles despidió a los Lakers entre abucheos después de la derrota por 81-93 ante los Dallas Mavericks, en el segundo partido de semifinal de la Conferencia Oeste. El equipo texano se adelanta 0-2 después de haber robado por partida doble el factor cancha a unos Lakers que, o afinan su punto de mira, o no durarán mucho más.
Sólo 2 triples de 20 intentos y 11 canastas de 20 en tiros libres ponen bien a las claras que los de Phil Jackson no están en su mejor momento a la hora de mirar el aro. Kobe Bryant fue el mejor con 23 tantos -con una serie de 5 de 20- y cinco robos, que tuvo en Andrew Bynum -18 puntos y 13 rebotes- su mejor aliado.
Demasiado poco, no obstante, frente a unos Mavericks donde volvió a brillar Dirk Nowitzki, con 22 tantos y 7 rechaces. Los 14 puntos y 9 rebotes de Shawn Marion y los 10 puntos y 6 asistencias de Jason Kidd fueron los complementos precisos del ala-pívot alemán en este merecido triunfo de la franquicia texana. En la historia de la NBA, sólo tres equipos (Lakers en 1971, Rockets en 1994, y Mavericks en 2005) han remontado un 0-2 adverso empezando en casa.
Mientras, Chicago Bulls empataba a uno la serie de la Conferencia Este tras derrotar a los Atlanta Hawks por 86-73. La diferencia en los rebotes -58 contra 39- y los 25 puntos, 10 asistencias y 6 rebotes del MVP de la temporada regular Derrick Rose resultaron cruciales para que los de Illinois pusieran la igualada.
En otro orden de cosas, la NBA otorgaba por unanimidad -igual que con David Robinson y Ralph Sampson- el premio de rookie del año al espectacular jugador de los Clippers Blake Griffin. A. G.