«Agua para elefantes», un drama romántico de ambiente circense
La conexión austriaca de Hollywood está presente en «Agua para elefantes» con el director Francis Lawrence y el actor Christoph Waltz, quienes conducen a uno y otro lado de la cámara esta adaptación de la novela homónima de Sara Gruen.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Los entusiastas del drama romántico clásico harán bien en ir a ver «Agua para elefantes», porque no les va a defraudar. La recomendación también se puede hacer extensible a cuantos disfrutaron de «Titanic», porque es el mismo tipo de película cambiando la historia del barco que se hunde por la de un circo que se viene abajo. Incluso el formato narrativo es el mismo, al contar con un prólogo en el que el protagonista ya anciano recuerda las aventuras y el romance vivido en su juventud.
Ahora bien, lo más curioso es que el esqueleto argumental coincide con el de «Balada triste de trompeta», sólo que con un tratamiento genérico y estilístico completamente opuesto. Son las cosas que tiene el ambiente circense y sus personajes, que en «Agua para elefantes» están tomados del best-seller homónimo de Sara Gruer, adaptado por el prestigioso guionista Richard LaGravenese, toda una autoridad en materia romántica desde que firmara el libreto de «Los puentes de Madison». No menos extraño parece que los productores eligieran al austriaco Francis Lawrence como realizador, formado en el video-clip y orientado cinematográficamente hacia el fantástico, donde no llegó a convencer con «Constantine» y «Soy leyenda». Con tales precedentes lo lógico es pensar que el proyecto le viene grande, aunque su principal cometido es ofrecer una recreación idealizada de la época de la Gran Depresión, mostrando que las gentes que la padecían a principios de los años 30 intentaban no perder la ilusión para seguir viviendo.
El mayor cómplice con el que cuenta el cineasta en ese intento de rodear de magia los tiempos en que el circo representaba la capacidad de soñar, no es otro que el director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, que ilumina en medio de las sombras de la debacle social el romance protagonizado por Reese Witherspoon y Robert Pattinson. La historia de amor de la pareja no sería lo que es sin la fatalidad, representada por Christoph Waltz como tercero en discordia. El actor austriaco exhibe su dominio para las caracterizaciones de malvado, en su papel de jefe de pista colérico, tanto con los trabajadores no artísticos como con los animales.
La reconstrucción histórica de lo que eran los circos hace ocho décadas está bastante conseguida, describiendo un modo de vida ambulante, entonces asociado a los trenes de vapor. En la escena en que el joven protagonista, recién llegado a la troupe circense, recorre los pasillos del tren para ser presentado al jefe, revela muy bien las divisiones clasistas que se establecían por vagones, yendo desde el estrado más bajo hasta el de los dueños del que fuera llamado mayor espectáculo del mundo.
«Agua para elefantes» mantiene la tradición de Hollywood de las películas que basaban la consistencia del reparto en unos buenos secundarios. El trío estelar está muy bien arropado por intérpretes menos conocidos pero de probada eficacia. El veteranísimo Hal Holbrook, imprescindible en los mejores dramas judiciales, da vida al protagonista ya nonagenario. Otro veterano, el irlandés Jim Norton, borda la caracterización del viejo borrachín que es amigo del protagonista. Y en un circo no podía falta un enano, cometido del que se ocupa Mark Povinelli, en claro contraste con el no menos característico gigante, al que presta su inconfundible físico el afroamericano Ken Foree.
Dirección: Francis Lawrence.
Intérpretes: Reese Witherspoon, Christoph Waltz, Hal Holbrook, Robert Pattinson, Jim Norton, Ken Foree.
País: EEUU, 2011.
Duración: 122 m.
La culpa del repentino éxito de Christoph Waltz la tiene Tarantino, que le dio un papel clave en «Malditos bastardos», por el que obtuvo el Óscar de Mejor Actor Secundario. Volverá a estar en lo nuevo de Tarantino, un western antiracial titulado «Django Unchained». También Roman Polanski se ha fijado en él, y formará parte del reparto estelar de la adaptación de la obra teatral de Yasmina Reza «Un dios salvaje». En Hollywood le quieren de villano, rol que desempeña para Michel Gondry en «The Green Hornet», así como en la nueva versión de «Los tres mosqueteros», donde encarna, como no, al maquiavélico Cardenal Richelieu. M.I.