Los Farrelly hacen mal en mirar tanto hacia su exitoso pasado, en sentirse presionados para volver a recuperar el terreno perdido. La comedia ha evolucionado junto con los gustos del público, y para hacer reír hay que tener muy en cuenta el sentido de humor cambiante. En «Carta blanca» intentan recuperar el tipo de comedia que hacían en los 90, contando con una nueva pareja cómica, la que forman Owen Wilson y Jason Sudeikis. No es cuestión de que sean mejores o peores que sus predecesores, pero los gags que protagonizan sufren la erosión del tiempo, porque lo que hace quince años funcionaba ahora ya no provoca las mismas carcajadas.

Hombres casados, de permiso

La idea argumental inventada por los Farrelly en «Carta blanca» es mucho más prometedora de lo que finalmente queda plasmado en la pantalla. Las mujeres conceden un permiso a sus maridos, siguiendo los consejos de una consejera matrimonial, la cual defiende que para evitar la infidelidad lo mejor es dejar que el cónyuge se libere de las ataduras de la vida de pareja durante unos días.

Los maridos son un par de inmaduros machistas que se comportan como los reclutas gozando de un permiso en pleno servicio militar, pero pronto se descubre que todo son puras fantasías sexuales, y que jamás serán capaces de materializarlas; así que acabarán regresando al redil antes de tiempo y sin llegar a agotar el plazo establecido.

Las esposas son las que, en realidad, salen ganando. El estar una semana sin los pesados de sus maridos les ayudará a verse a si mismas como objeto de deseo de otros hombres, recuperando su autoestima. Pero, conseguido el objetivo, el conformismo se impone y cada oveja sigue con su pareja, como si la experiencia les hubiera servido de lección. Es una moraleja a la que cuesta verle algún lado irónico oculto.