Apenas un día después de que el presidente de la Conferencia General de la Unesco, Davidson L. Hepburn, visitara la capital guipuzcoana acompañado por el alcalde Odón Elorza -una visita que incluyó la Casa de la Paz y los Derechos Humanos de Aiete-, el Kursaal acogió la inauguración de la «7ª Conferencia Internacional de Defensa Antimisiles. Retos en Europa». Y lo hizo bajo un secretismo poco o nada habitual. El cónclave, que finaliza hoy, ha reunido durante cuatro días a compañías referentes en los sistemas espaciales de defensa y misiles, facilitando el contacto entre los proveedores y compradores de armas.

El evento ha pasado casi inadvertido en la ciudad porque, a diferencia de otras ocasiones, la página oficial del palacio de congresos donostiarra no ha ofrecido información sobre él, y ni siquiera consta en la agenda oficial. Tampoco cuelgan de las farolas las habituales telas publicitarias que anuncian otros congresos o festivales. Desde la Fundación Kursaal indicaron a este diario que los temas que se tratan entre las cuatro paredes del auditorio no les conciernen y que ellos sólo se limitan a alquilar el local. No quisieron facilitar el nombre del promotor alegando que quieren mantener el anonimato.

Curiosamente, la página web www.missile-defence.com ofrecía hasta hace dos días información detallada sobre este congreso, como cuáles son las empresas que participan o cuáles son los temas a tratar. Sin embargo, después de que Ezker Batua Berdeak (EB) denunciara la existencia del evento, el portal desapareció.

Puertas custodiadas

Precisamente, EB convocó ayer ante el Kursaal una concentración para denunciar el «escándalo» y la «hipocresía» del gobierno municipal por permitir que se celebre un evento de este tipo. «Teniendo en cuenta que uno de los ejes de la candidatura de 2016 se basa en la cultura y la paz, no tiene sentido... y Elorza aún no ha dado la cara», comentó Arantza González, candidata de EB a diputada general en Gipuzkoa. «Aquí se promociona la guerra», añadió.

Por su parte, Ainhoa Behola (Aralar) -consejera del Consejo de Administración del Kursaal, y cuyo partido comparte equipo de gobierno con el PSE coaligado con Alternatiba- realizó una queja formal a la Gerencia del Kursaal «por organizar congresos con estos contendidos» y aseguró a este periódico que no tuvo conocimiento de ello antes de que se celebrara.

«Yo me enteré a través de la nota de Ezker Batua -contaba Isabel, vecina de Donostia- por casualidad. Lo paradójico es que hace menos de un mes se celebrara en el Teatro Victoria Eugenia el Festival de Cine y Derechos Humanos».

Antes de que los congregados pudieran desplegar la pancarta que rezaba «Por los derechos humanos y la paz, gerrarik ez», varios agentes de la Ertzaintza les «sugirieron» que lo hicieran en la acera de enfrente. Se negaron, pues en el permiso constaba que podían hacerlo a las puertas del palacio. Puertas que, por cierto, han sido custodiadas sin descanso por una decena de ertzainas durante los últimos cuatro días. «Esto [por los agentes] lo estamos pagando todos nosotros de nuestros bolsillos]», recordó uno de los manifestantes. También han vigilado la entrada del parking subterráneo, así como los alrededores, identificando incluso a personas que paseaban por la Zurriola.

La entrada al recinto estaba reservada a los congresistas y cuando alguien ajeno se acercaba a la entrada, la media docena de guardas que vigilaba desde el interior se apresuraba hasta la puerta. Al otro lado del cristal, una pantalla confirmaba lo que allí dentro se está cociendo estos días: «7th International Conference on Missile Defense. Challenges in Europe».

El colectivo Gasteizkoak, que lleva años denunciando a las empresas o entidades financieras vascas que hacen negocio de las guerras, tampoco sabía nada sobre este evento. Antonio Escalante aseguró que en Euskal Herria «nunca» se ha celebrado un congreso de este nivel, con empresas tan importantes como Raytheon, una de las contratistas de defensa militar más grande de EEUU o Lockheed Martin, la contratista de guerra más grande del mundo. Y lo que realmente se trata, añadió, «se cuela» en supuestas reuniones sobre ingeniería o aeronáutica.