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Bizkaia se mueve con pies de barro y sin ideas nuevas

La crisis se ha trasladado a la política en Bizkaia, donde quienes llevan décadas gobernando no han cambiado de recetas para extender el bienestar de algunos a todos los viz- cainos. Infraestructuras y más infraestructuras es la fórmula mientras el tejido industrial languidece y las colas de las oficinas de empleo no dejan de crecer trágicamente.

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Agustín GOIKOETXEA

El momento de dar lo mejor por Bizkaia'' es el lema de la campaña elegida por los estrategas jelkides de marketing. Es difícil de replicar a esa idea, si no fuera porque quienes la tienen como reclamo electo- ral llevan desde 1979 gobernando la Diputación y son, para bien o para mal, responsables en parte de la situación que viven decenas de miles de vizcainos atenazados por las consecuencias de la crisis económica.

Rimbombantes proyectos como el de Habidite en Alonsotegi, de la mano del grupo Afer de Jabyer Fernández, en el que se iban a crear 1.100 puestos de trabajo en Enkarterriak en una planta de construcción de viviendas modulares, son historia, aunque con secuelas en los tribunales e inversión pública sin fruto. Otro gran campo de atracción económica iban a ser los campos de golf, con dos claras muestras del fracaso jeltzale. Quienes gestionan el de La Arboleda, público, solicitan que se renegocie la concesión de Meaztegi Golf para «sobrevivir», lo mismo que pretenden en otro privado, el de Artxanda, rodeado de irregularidades urbanísticas destapadas por la izquierda abertzale que salpicaron al Ayuntamiento de Larrabetzu y que fue respaldado por Diputación con una ventajosa permuta de terrenos.

La inversión en cemento sigue siendo salto y seña de los gestores jeltzales, que cuentan con el respaldo del PSE y PP, sus supuestos adversarios electorales. No lo deben ser tanto porque en una reciente entrevista en la Cadena Ser el aspirante a diputado general por el PSE, José Antonio Pastor, no tuvo problema alguno al mostrar «orgullo» de haber votado con el PNV «en las cosas de comer». La duda que surge es saber de quién.

Las que comen con todos ellos son las constructoras de obra pública, a las que ya se les han presentado proyectos para construir nuevos ejes viarios de alta capacidad en Autzagane, Sollube, Gerediaga-Elorrio, Markina-Ondarroa y Zornotza-Lemoa, y a las que se mantiene activas con la prolongación de la red del metropolitano hasta el hospital de Usansolo o la Línea 3 de Otxarkoaga a Matiko, en Bilbo.

Pero lo que se vende como una gestión ejemplar no lo es tanto. A las puertas de que se abra al tráfico el primer tramo de la Supersur -del que por cierto se desconocen los precios de los peajes-, todavía resuenan las explicaciones que tuvieron que dar desde la Diputación por el rescate de la concesión de los Túneles de Artxanda, otro proyecto emblemático que ha hecho aguas y que el Gobierno foral ha tenido que asumir tras años acumulando pérdidas económicas. Alrededor de 62 millones de euros son los que se han debido abonar a la concesionaria para asumir la responsabilidad patrimonial.

Lo curioso es que aún no se ha dado a conocer hasta cuándo asumirán las arcas públicas la gestión, de las que habrá que sacar otros 4,3 millones de euros para impermeabilizar durante un año las galerías, que presentan deficiencias. Empeñados en mantenar la vorágine constructora de la última década, el próximo hito es hacer realidad el proyecto de San Mamés Berria, en el que las instituciones aportan más del 50% de la inversión mientras se habla de ofrecer servicios sociales «a quienes lo necesiten». Con la actual política fiscal, parece difícil de cumplir esta promesa electoral.

En materia de gestión de basuras, cada vez está más cerca la apertura de la línea 2 de la incineradora de Zabalgarbi, que sólo puede ser frenada si los jeltzales no disponen de una mayoría cómoda en el Consistorio bilbaino. Las previsiones apuntan a que será en esta legislatura cuando se vayan dando pasos claros para el traslado de las basuras del Botxo a la planta de Mina Primitiva.

El desarrollo comarcal parece que va a llegar, según el manual del PNV, que apoya coyunturalmente PSE y PP, a través del mallado de la red de carreteras, la oferta turística y nuevos parques empresariales cuando en los polígonos construidos en las dos últimas décadas cada vez son más los pabellones e industrias en las que no se levanta la persiona. Y el gran parque comercial de Ezkerraldea -ubicado en el entorno de Megapark- comienza a dar claros síntomas de agotamiento sin que nadie se atreva a confesarlo, como que tampoco se advierten nuevas fórmulas para recuperar tejido industrial en Enkarterriak.

Hablando de confesar, indignación ha causado los datos hechos públicos por organismos ecologistas y naturalistas respecto a las promesas de altos cargos jelkides de que maniobrarán para que no sea una realidad de biotopo de Uribe Kosta Butroi.

 

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