La estructura de hormigón inacabada de las viviendas aterrazadas de Laida será historia, previsiblemente, a partir de hoy. En cumplimiento de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, desde el 26 de abril se han desarrollado los trabajos de demolición, que se incluyen dentro de la propuesta hecha en su día por el Ayuntamiento de Ibarrangelu para desbloquear un conflicto que persistía desde hacía décadas.

La parte más visual, la que corresponde al derribo del hormigón, ha tenido lugar en los últimos días y, según los técnicos, podría concluir hoy gracias al empleo de una gran excavadora. En las semanas previas, los trabajadores de la empresa especializada contratada por el Consistorio ibarrangelutarra se han encargado de reforzar con hormigón parte de la estructura que permitirá sustentar las viviendas y evitar que los restos de la demolición cayeran fuera.

Una vez que se proceda a sanear la zona, se acometerán otras tareas, como depositar tierra en ese área y plantar árboles para dar más consistencia a la ladera y acondicionarla paisajísticamente. También se ha afianzado el muro de contención de la ladera, donde se ha inyectado hormigón, que protege a las polémicas viviendas ubicadas en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

Tras acceder la plataforma Armendu a la Alcaldía, el Ayuntamiento trató de dar una salida a un conflicto que se inició en 1969, cuando se otorgó una licencia de manera irregular. Como recordó el alcalde, Jesús María Ziluaga, en una entrevista a GARA, en el camino quedaron dos primeros ediles inhabilitados por los tribunales.

El TSJPV exigía la demolición del exceso edificatorio y los responsables municipales le plantearon la posibilidad de legalizar las viviendas aterrazadas, aunque quedasen fuera de ordenación, a cambio de demoler la estructura de hormigón recuperando el valor paisajístico. «Somos conscientes de que estéticamente adolecen de todo lo imaginable, pero en su momento cumplía el plan comarcal», puntualizó Ziluaga.