Los hechos confirman las sospechas y si en alguna ocasión, aquí, desde este rincón desde el que miramos la mala vida que nos ofrece la pantalla plana, hemos opinado de manera harto hiriente contra algunos de los personajes que han hecho de las montañas sagradas un plató televisivo para su exclusivo aprovechamiento económico, ahora debemos mirar asombrados hasta qué niveles de cutrez han llegado dos de los más galardonados, promocionados y muy admirados por muchos conciudadanos, Juanito Oiarzabal y Edurne Pasaban. Y todo por unos euros. O por unos segundos de pantalla.

Probablemente Oiarzabal esté meando fuera de tiesto, las imágenes que se emitieron de su bajada fueron demoledoras, entre el patetismo más conmovedor y el reality televisivo más mordaz. Y está claro que se emitieron imágenes en las que Edurne Pasaban y su equipo acudía a su alrededor, aparentemente en su ayuda, pero desde nuestro salón de estar y ver no vemos los antes ni después, es decir nos parcelan y manipulan la realidad. Como en los concursos playeros, como en las casas de encerrados. Por lo tanto, las declaraciones de Juanito, al que defenderemos su derecho a la intimidad y a la buena imagen, pero con el que no estamos de acuerdo en sus actitudes y en sus constantes desbarres, acusa a la otra de «tapar su fracaso» con esas imágenes.

No entramos en detalles. Es simplemente constatar una pertinaz tendencia al deterioro de la alta montaña debido a muchos, pero estos dos personajes son estrellas mediáticas, soportes publicitarios, malos, malísimos ejemplos para la juventud, para el montañismo y sus patrocinadores deberían empezar a cuestionarse este modelo. O nosotros, dando la espalda a todo cuanto venden. Ambos tendrán sus razones. Los celos profesionales existen. Un buen diagnóstico médico y un tratamiento acertado les ayudaría a desengancharse de la altura, el oxígeno puro, la fama y el dinero. A mi urbano entender, no se merecen los minutos y horas televisivas que se les regalan. A no ser que sean parte de una campaña anti-montañismo de altura por perjudicial para la salud mental. De momento es un reality montañero de baja estofa.