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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Vuelve Ansón por donde solía

Hacía tiempo que el perenne Luis María Ansón no miraba hacia Euskal Herria. Si les digo la verdad, me tenía un tanto despistada. ¿Se habrá olvidado de nosotras? Pues va a ser que no.

Ayer, en «El Imparcial» (tiene bemoles la cabecera), se apoyaba en otro facha para sostener su tesis: «Hermann Tertsch ha recordado que Mladic y Hitler tenían muchos más votos que Bildu y que los sufragios no legitiman una opción criminal. Por otra parte, y conviene insistir en ello, los 300.000 votos de Bildu son una burla. En el País Vasco no se vota con libertad. El ciudadano medio padece bajo la dictadura del miedo. Exiliados vascos viven desde hace años en varias regiones españolas. En muchos pueblos vascongados el silencio temeroso es lo habitual, incluso en los bares y tabernas». Debería visitarnos más a menudo, a ver si se cae del guindo.

Y luego se acerca a lo que, de verdad, le pone: zurrarle a ZP: «Aparte de esa circunstancia, Bildu es el producto de la negociación política, de tú a tú, entre Zapatero y Eta. Uno de los principales compromisos que contrajo el presidente dadivoso fue garantizar la presencia batasuna en las elecciones municipales. Maniobró con habilidad y consumó su estratagema, en el último minuto y de penalti, al influir sobre el Tribunal Constitucional para la legalización de la coalición proetarra que los magistrados del Tribunal Supremo habían prohibido. En el paripé participó el PNV, cuyo salvoconducto para evitar secuestros y crímenes contra los nacionalistas es apoyar a los terroristas en su intento de estar en las instituciones vascas y extraer de ellas el dinero que necesita la banda criminal para su supervivencia». Les traiciona el subconsciente cuando hablan de «extraer» dinero de las insti- tuciones. Será que los suyos tienen esa costumbre. ¿No creen?

Y para concluir, vuelve por donde transitan los fascistas: «Una opción criminal no se legitima con votos. Tampoco se legitima por la disparatada ocurrencia de un presidente de Gobierno que aspiraba a convertirse en Premio Nobel de la Paz. Una opción criminal no puede tener otro destino en el Estado de Derecho que los jueces, las sentencias y la cárcel». Ahí tenían que estar los que aún lloran a Franco.

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