La muerte de otra persona sin hogar en Bilbo muestra la dura realidad de la calle
Una concentración en la plaza de la Convivencia, en las Torres de Isozaki, fue el modo en que la plataforma de asociaciones contra la exclusión residencial besteBi mostró su pesar por la muerte de otra persona sin hogar -Juan Carlos, de 37 años de edad- en las calles de Bilbo.
A.G. | BILBO
Juan Carlos, de 37 años, llevaba desde abril intentando sobrevivir en las calles de la capital vizcaina. Sus problemas de salud se agravaron hasta tal punto que el domingo fue encontrado muerto en la estructura de hormigón del frustrado tanatorio de Funespaña, en la cuesta de Olabeaga, junto al Hospital de Basurto.
El fallecido era una del medio centenar de personas que malviven en ese ruinoso hogar. Sus compañeros se percataron al mediodía del domingo de que había muerto y alertaron a los servicios de emergencias.
Ayer, como hacen cada vez que se produce un hecho luctuoso de estas características, decenas de personas se concentraron en uno de los puntos que representa el nuevo Bilbo, las Torres de Isozaki en Uribitarte, para «expresar su profundo pesar». Desde la plataforma de asociaciones contra la exclusión residencial y a favor de las personas sin hogar incidieron en que la vida en la calle para aquellas personas que padecen enfermedades crónicas dificulta su tratamiento y hace que su esperanza de vida se acorte.
«Estas situaciones evidencian la necesidad de más servicios y de una respuesta más integral para estas personas; así como de que la sociedad no sólo `visibilice', sino que haga suyas a las personas que peor lo pasan... para que nunca nadie más muera en la calle, porque nunca nadie más tuviera que vivir en la calle», señalaron desde besteBi.
Por su parte, el colectivo vecinal Olabeaga Bizirik reclamó al Consistorio bilbaino que actúe para resolver el problema de las decenas de personas que no tienen un sitio digno donde dormir y, además, intervenga para que los propietarios del tanatorio derriben la estructura de hormigón o, subsidiariamente, lo haga el propio Ayuntamiento que preside Iñaki Azkuna.
Olabeaga Bizirik ha pedido al Ayuntamiento que busque un lugar digno para que decenas de personas dejen de usar el frustrado tanatorio como espacio donde dormir. Le insta, además, a que derribe la estructura de hormigón.