Un total de 45 niños saharauis, procedentes de la campamentos de refugiados de Tinduf, se preparan para pasar dos meses en Gasteiz gracias a la iniciativa «Vacaciones en paz».

Su estancia en Euskal Herria supondrá un período vacacional para unos niños, con edades comprendidas entre los siete y los doce años, acostumbrados a vivir bajo una lona en el desierto. Un viaje que les permitirá abandonar las áridas tierras de Hamada, una región ubicada en el sur de Argelia, durante los meses estivales.

Además de evitar las altas temperaturas del desierto, las niñas y niños saharauis, que se alojarán con familias de acogida, podrán realizarse chequeos médicos y recibirán tratamiento específico en el caso de requerirlo.

Por todas estas razones, la delegada del Frente Polisario que asistió al acto de ayer, Fatma Mohamed Salem, comentó que todas las familias saharauis exiliadas en los cinco campos que rodean la ciudad argelina de Tinduf desean que sus hijos partan en verano hacia Euskal Herria.

Un viaje coordinado por el Frente Polisario y por la Asociación de Familias de Acogida de Niños Saharauis de Gasteiz (AFANIS). Su presidenta, Blanca Regúlez, agradeció a Salem la labor realizada por la organización saharaui, encargada de tramitar los permisos y visados necesarios para que los niños puedan recalar en Araba.

Asimismo, ambas responsables reconocieron el trabajo de la Diputación de Araba y del Ayuntamiento de Gasteiz, las dos instituciones encargadas de financiar esta iniciativa solidaria.

Regreso sin trauma

Los menores saharauis llegarán a Euskal Herria los días 23 y 24 de junio. A partir de esa fecha, vivirán un paréntesis de dos meses en sus vidas cotidianas. Y, una vez concluido, regresarán a la región de Tinduf.

Una circunstancia que, en palabras de Salem, no conlleva una afección sicológica en los menores, ya que los niños se mantienen «muy atados» a sus familias. «La vuelta no es traumática; si lo fuera, no enviaríamos a nuestros hijos a Europa», puntualizó.

Por ello, dentro de veinte días, decenas de niños saharauis abandonarán un «medio hostil», con la vista puesta en Euskal Herria.