«¡Qué dilema!», cuando una comedia no consigue hacer reír a los espectadores
M. I. | DONOSTIA
A veces los grandes profesionales de Hollywood se toman un determinado rodaje como unas vacaciones para descansar de otras realizaciones más complejas y caras, y es un error pensar que la comedia cumple la función de ligero entretenimiento fácil de llevar a cabo. La prueba es que a Ron Howard le ha salido un churro, porque ni el guión, ni el reparto, son los adecuados para hacer reír al público, que ha dado la espalda a la película.
No importaría mucho que «The dilemma» fuera tan moralista como es, si al menos asegurara entretenimiento o diversión. Pero es que nada encaja, empezando por lo difícil que resulta creerse a Kevin James como marido de toda la vida de Winona Ryder, a quien le dan desde hace tiempo los papeles más horribles, y por eso hace aquí de mentirosa e infiel. No sale mejor parado un Vince Vaughn menos gracioso que nunca, que está cargante como el amigo empeñado, no ya en informar del engaño matrimonial, sino en intentar resolverlo por su cuenta. Claro que además de colegas son socios, y en juego anda un importante contrato con la industria del automóvil de Detroit.