Crónica | Festival de Oporto
El mejor teatro internacional de expresión ibérica
El Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica de Oporto presenta en su trigésima cuarta edición una excelente muestra con la presencia de espectáculos de los brasileños de Macunaíma, los portugueses Ao Cabo Teatro o los vascos de Kabia.
Carlos GIL
El FITEI es uno de esos legendarios eventos teatrales que a lo largo de sus tres décadas largas de existencia han ido conformando una idea general del teatro como territorio para las ideas, la reflexión, las estéticas y las lenguas. Su compromiso con la creación contemporánea queda plasmado de manera irrevocable en su propia historia y los nombres de las personalidades y compañías que, por aquí han pasado, su propia organización y la sensibilidad para todos aquellos asuntos que desde la perspectiva cultural y teatral, están preñados, por definición, de intención política, han sido una de sus señas de identidad.
Este año, en medio de la depresión económica portuguesa, atravesada su celebración por la campaña electoral, las decisiones de los organizadores responden a una postura a imitar: no bajar la intensidad ni la calidad, simplemente reducir los días para amoldarse a la nueva situación económica. Es decir, se nota la recesión, se debe notar, pero lo que se exhibe, lo que se propone a la ciudadanía, mantiene los niveles de rigor, calidad y compromiso, sabiendo mezclar los espectáculos de mayor valor añadido por su historial con los grupos locales emergentes, lo que, para un observador externo, es algo de agradecer.
Hemos visto uno de los últimos trabajos del gran director brasileño, Antunes Filho, con su ya mítica compañía Macunaíma, partiendo, como es casi habitual en sus propuestas, de una novela, esta vez con «Policarpo Quaresma» de Lima Barreto, y con asuntos de la historia brasileña como inspiración y que forma parte de una trilogía dedicada a Río de Janeiro.
Lugar de ebullición
Amplia compañía, maestría en el movimiento coral de las masas, la configuración de grupos humanos que entran, atraviesan la escena y salen, siempre con un ritmo particular, que conlleva depurados ejercicios de estilo en la actuación y ese clima de amalgama sensual que convierte el escenario en un lugar en ebullición que va de la aglomeración a la soledad de un monólogo. En su nivel, siempre magnífico, con una escritura escénica propia e intransferible.
La compañía Ao Cabo Teatro realiza un montaje arriesgado de «Tres Hermanas» de Antón Chéjov, con dirección de Nuno Cardoso, que coloca a los personajes en un espacio escénico ondulado, con una mesa y unas sillas como únicos elementos, un vestuario casi contemporáneo, que le dota de un toque de modernidad que, a nuestro entender, no se resuelve en la misma clave estética en la actuación, mucho más naturalista, más clásica y, sobre todo, muy desigual, con unos desniveles entre las actrices y los actores, y entre estos mismos, demasiado evidentes y que desequilibran.
Tampoco parece que, una vez colocados los personajes en un espacio tan significante, la dirección haya sabido sacarle todo el partido que provoca esta dificultad, quedándose todo en un trabajo bien concebido, pero por debajo de las expectativas creadas. Increíblemente mala, reaccionaria, de bajo nivel teatral, la «Fuenteovejuna» de Lope de Vega, propuesta por la compañía Mefisto Teatro, compuesta por actores cubanos, con dirección del director cubano Liuba Cid, pero que parece una producción española.
Podríamos discutir sobre la adaptación, sobre la incursión absolutamente gratuita de Changó en la dramaturgia, pero el problema reside, fundamentalmente, en la forma de declamar, es decir, de gritar desaforadamente, en la calidad insistente del reparto y en la jerarquía absolutamente demencial que se le da al Comendador, con vestuario diferente, en rojo, para identificar mejor al «demonio», y para mejor gloria de Vladimir Cruz, que está sobreactuado y afectado. Un borrón que olvidamos inmediatamente.
Éstas son las obras más importantes de las vistas, pero nos quedan muchas más por reseñar, como corroborar la buena actuación de Kabia y su «Decir lluvia y que llueva», muy bien recibida por el público y los invitados. Hoy comienza el encuentro de revistas especializadas en Artes Escénicas en el ámbito ibérico. Y como es habitual, hay exposiciones, talleres y muchas actividades paralelas. Seguiremos informando.