GARA > Idatzia > Iritzia> Txokotik

Iker Bizkarguenaga | Periodista

Daños colaterales que puede dejar el 20-N

Otoño llega enmarcado. Con los intentos del Estado para frenar un tren que no va a descarrilar, a un lado, y las movilizaciones que pretenden encauzar el proceso, en el otro. Lo que queda de año va a ser importante para fijar las condiciones del nuevo ciclo que se abre en Euskal Herria.

En el horizonte, sin embargo, aparece también la fecha electoral del 20 de noviembre, y la mayoría de los partidos políticos tiene la mirada puesta en las urnas. Ya se ha dicho en estas mismas páginas que este país se juega mucho en la cita, pero del mismo modo, no es poco lo que se juegan algunas formaciones. Y en este caso me refiero al PNV.

La formación jeltzale afronta un proceso de renovación de sus estructuras y lo hace en un cierto clima de paz interna. En este momento no hay nadie que cuestione a Iñigo Urkullu. El de Alonsotegi, un político que controla el partido pero que no tiene madera de líder, que se mueve más a gusto entre blogs que en los mítines, tiene suerte en ese sentido. Es consciente de que su figura no levanta pasiones entre afiliados y simpatizantes, pero sabe que hoy nadie le puede hacer sombra.

Pero hoy es hoy y mañana, otro día. El PNV es un partido de vocación institucional, donde los resultados cuentan mucho. Y en los últimos tiempos los números les salen negativos a los jeltzales. Precisamente, este año, el 13 de mayo, se ha cumplido una década desde que una candidatura encabezada por Juan José Ibarretxe consechara un resultado histórico en las elecciones autonómicas, con más de 600.000 votos, y diera un auténtico golpe de autoridad en el panorama político vasco.

Desde entonces, han ido perdiendo cuotas de poder y votos a puñados. Primero una ley tramposa -de la que ellos se han valido- les echó de Ajuria-Enea. Después han perdido las diputaciones de Araba y Gipuzkoa. Tras el 22-M, al PNV le queda Bizkaia, aunque su poder municipal también ha mermado en este herrialde, y poco más de 300.000 votos. Un saldo desalentador para quienes alardean de ser buenos gestores. Por eso se juegan mucho el 20-N y por eso andan nerviosos, dando palos a Bildu día tras día. Y así seguirán. Porque el PNV podría empezar 2012, con las autonómicas a la vuelta de la esquina, sin poder y sin ser primera fuerza. Y entonces Urkullu sí empezaría a ver sombras.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo