La feroz resistencia gadafista obliga al repliegue rebelde en Sirte y Bani Walid
Las fuerzas del Consejo Nacional de Transición libio tuvieron que replegarse tras el fracaso de sus ataques del viernes, a pesar del apoyo de los aviones de la OTAN, contra los bastiones gadafistas de Bani Walid y Sirte, ante la feroz resistencia de los combatientes leales al líder libio, Muamar al-Gadafi. Las autoridades de facto confían, a pesar del revés de las últimas horas, en que la liberación total de Libia es «cuestión de horas o días».
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El avance de las tropas del régimen de facto de Libia sufrió un revés el viernes ante la resistencia implacable de las fuerzas gadafistas en sus bastiones de Bani Walid y Sirte, que no sólo consiguieron frenar la ofensiva rebelde, impulsada por los bombardeos de la OTAN, sino que las tropas del Consejo Nacional de Transición (CNT) se vieron obligadas a replegarse y reorganizarse. Una resistencia que, como admitieron algunos, nadie se esperaba y, más aún, nadie se explica.
La toma de Bani Walid y Sirte es cuestión de «días», según el portavoz militar del CNT, Bani Ahmad. Pero los rebeldes que participaron en los combates en ambas ciudades se encontraron con una feroz resistencia de los leales a Muamar al-Gadafi, que emplearon cohetes, obuses y artillería pesada para hacerles frente y cortar su avance.
El portavoz del régimen del coronel Muamar al-Gadafi, Musa Ibrahim informó ayer de que más de 2.000 personas habrían muerto en los 17 días de campaña de bombardeos de la OTAN sobre Sirte, la ciudad natal del coronel, y precisó que sólo el viernes habrían fallecido 354 personas como consecuencia de los ataques de los aviones de la Alianza Atlántica sobre zonas residenciales de la ciudad.
El ataque frustrado del contra Bani Walid dejó, según el bando insurgente, que no dio cifras de las muertes provocadas por él, seis rebeldes muertos y la decepción al tener que hacer un repliegue «táctico» a un campamento improvisado en unos silos para evitar, dijo, el fuego de los francotiradores en la ciudad de complicada topografía.
Hasta las inmediaciones del campamento se acercaron los gadafistas antes de que se instalara la calma en los alrededores del oasis de Bani Walid, aunque no se descartaba una nueva ofensiva este mismo fin de semana.
El imán del campamento, Ali Tabib, aseguró que los habitantes de Bani Walid «están cercados s, son conscientes de que podríamos cortarles la luz y el agua, pero siguen luchando. No sé por qué -añadió- quizá porque sólo creen en Gadafi».
En Sirte, a donde han sido movilizados unos 6.000 efectivos y 1.200 vehículos blindados, las fuerzas del CNT también vieron cortado su avance desde el este por el intenso fuego de los combatientes a Gadafi. Allí también, los francotiradores son un problema para los insurgentes.
Los ecos de la batalla varían según los relaten comandantes de operaciones o combatientes. Salem Jeha, comandante del Consejo Militar de Misrata, admitió focos de resistencia, pero insistió en que «no serán capaces de derrotar a las masivas fuerzas revolucionarias». «La liberación de Sirte es un tema resuelto. Se acabó. Nuestro objetivo ahora es liberar el sur» de Libia.
Menos optimista se mostró ante AFP Adbul Dauf al-Mansuri al volver del frente. Señaló que todavía nadie controla el aeropuerto, a pesar de que el CNT anunció el viernes que estaba bajo su mando, y mucho menos la ciudad: «Ni siquiera controlamos el 5% de Sirte porque sólo entramos para volver a salir». «Sería un sueño controlar la ciudad, pero no es el caso», aseguró.
Coincidiendo con estas ofensivas y repliegues, desde Rabat, el ministro de Justicia del CNT, Mohamed al-Alagi, afirmó que la liberación total de Libia es «cuestión de horas o días», algo que los rebeldes vienen repitiendo desde hace meses.
Decenas de miles de personas marcharon en Sitra para denunciar la muerte de un hombre por la actuación de la Policía en las protestas del lunes. El falleció resultó herido de gravedad por inhalación de gas lacrimógeno y falleció dos días después. El Ejecutivo aseguró que murió a causa de una enfermedad pulmonar.
El ministro libanés de Exteriores, Adnan Mansur, aseguró que su país «no apoyará ninguna resolución que condene a Siria en el Consejo de Seguridad» de la ONU y consideró que Rusia adoptará la misma postura.
Los partidos de la oposición laica siria presentaron ayer en París una coalición que aboga por instaurar un Estado laico si Bashar al-Assad renuncia, decididos a no permitir que los islamistas dominen la oposición en el exilio seis meses después del inicio de la revuelta contra el régimen sirio. Cerca de Damasco, 300 opositores de la Organización de la Coordinación Nacional analizaron ayer la necesidad de unificar posturas y discursos dentro de sus filas en una inusual reunión dentro del país.
En París, varias decenas de opositores sirios llegados de Berlín, Washington, Qatar o Noruega se han reunido este fin de semana para crear la Coalición de Fuerzas Laicas y Democráticas sirias (CFLD). Con este ya son tres los frentes constituidos por la oposición en el exilio para luchar contra el régimen de Al-Assad. En agosto se presentó en Ankara el Consejo Nacional de Transición sirio y el pasado jueves, en Estambul, el Consejo Nacional Sirio, que nació con vocación de unir a la oposición y liderar la revuelta.
«La Siria del futuro debe ser plural y no dominada por los islamistas», dijo Randa Kassis, portavoz de la Coalición y miembro del partido Hadatha. «El problema de los islamistas es el carácter represivo de su ideología y no vamos a cambiar el espíritu represivo de Al-Assad por otro», agregó.
Pero, además de la división entre cristianos y musulmanes, también se da la división entre kurdos y árabes. Muchos opositores kurdos, de una comunidad que representa el 20% de la población siria, cerraron la puerta al Consejo Nacional que abogó por una «República Árabe Siria».
Después de meses de protestas sin precedentes duramente reprimidas por Damasco, es difícil saber cuál es el peso de cada una de estas corrientes opositoras en las calles sirias. GARA