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Un cineasta se ha perdido

«Amen»

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Mikel INSAUSTI


A Kim Ki-duk se le está terminando el crédito del que gozaba en los festivales de cine occidentales, porque su famosa crisis creativa dura ya demasiado, y me parece hasta inmoral vivir artísticamente durante tanto tiempo de una marca de autor en declive. No dudo que sus incondicionales más masoquistas  le seguirán de cabeza en su particular descenso a los infiernos de la falta absoluta de ideas nuevas, pero allá cada cual con su condena.

Estoy dispuesto a comprender que el cineasta coreano quiera reinventarse a sí mismo, volviendo a empezar desde cero. Admito que haga en “Amen” un ejercicio de estudiante de cine, como si realmente lo fuera, con el consiguiente riesgo de que le dejen sin nota o le suspendan. No me importa que grabe con su minicámara digital como un videoaficionado, incluso peor que cualquiera de nuestros familiares en sus vacaciones. Pero lo que ya no es de recibo es que pretenda articular una historia con su trasfondo moral y todo, cuando los elementos minimalistas de que dispone no dan ni para una postal turística.

Kim Ki-duk acosa con su cámara de bolsillo a la actriz Kim Ye-na y hasta deja en el montaje final un plano en el que se ve su sombra cuando la graba. Ella guarda silencio ante la ausencia de diálogos, menos cuando grita el nombre de Lee Myung-soo, al que se supone que busca por París, Venecia y Avignon, en ese orden. Lástima que los grupos pro-vida y pro-familia no vayan a ver la película, porque son los únicos a los que les podría llegar a interesar este viaje de una penitente asiática por la arquitectura religiosa de la vieja Europa. Sección Oficial
 

Sección Oficial 
Dirección, guión,
fotografía y montaje: 
Kim Ki-duk.
Intérpretes: Kim Ye-na.
País: Corea del Sur.
Duración: 72 m.
Género: Videoaficionado.
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