La victoria del laborista Michael D. Higgins en las elecciones presidenciales irlandesas era esperada, pero no lo fue hasta que en los últimos compases de la campaña electoral cambiaron los pronósticos en detrimento del independiente Seán Gallagher, que finalmente ha quedado en segundo lugar. Destaca el tercer puesto logrado por Martin McGuiness en esta primera vez en que el Sinn Féin ha presentado candidatura a la presidencia de la República. Y es destacable, además de por ser el candidato de una fuerza que se está asentando en el panorama político del sur de Irlanda, porque ha sido blanco de los ataques de todos los contendientes e incluso de responsables políticos y policiales de la República por su pasado al frente del IRA. El porcentaje de voto cosechado por McGuinnes confirma la tendencia que apuntaban los buenos resultados logrados en las anteriores elecciones y evidencia la referencialidad del Sinn Féin también en el sur del país. Esa implantación es una realidad que ayuda a explicar el recelo de las demás fuerzas y de los poderes fácticos de la República, otrora tan interesados en que McGuines, el mismo que encauzó junto a Gerry Adams el proceso de paz, formara parte de un ejecutivo multipartito en el norte de Irlanda y temerosos ahora de la posiblilidad de que formara parte del Gobierno en el sur.