
Asumir toda la verdad para que no se repita
A falta de oferta pol�tica que ofrecer a la sociedad vasca, y en pleno proceso de asimilaci�n del nuevo ciclo, los partidos que representan en este pa�s al Estado espa�ol pretenden situar en el centro del debate elementos tan subjetivos como el relato hist�rico de lo que ha ocurrido en los �ltimos 50 a�os y tan sensibles como las v�ctimas, donde creen desenvolverse m�s c�modamente. Lo hacen, sin embargo, desde una posici�n maniquea, m�s para capitalizar una determinada visi�n del pasado que para avanzar hacia un futuro de soluciones.
Cerrar las heridas abiertas por d�cadas de conflicto requerir� abordar la situaci�n de las v�ctimas, pero para ello ser� necesario adentrarse en este asunto desde la verdad, con perspectiva y asumiendo las responsabilidades que a cada parte le corresponden. Porque, tal como recuerda Euskal Memoria, las v�ctimas mortales que deja tras de s� la etapa en la que ETA ha practicado la lucha armada son muchas m�s que las que hace suyas la versi�n oficial. Los estados, sus fuerzas policiales y parapoliciales, son responsables de la p�rdida de cientos de vidas, y tambi�n del olvido institucional y la no reparaci�n para la gran mayor�a de ellas. Y es que, tan cierto como que todas las v�ctimas merecen respeto y consideraci�n, es que las instituciones no han mostrado ni una cosa ni la otra con aquellas que no han entrado nunca en sus listados. Asimismo, se cuentan por miles las personas torturadas y heridas por acciones policiales y de guerra sucia a las que, salvo contadas excepciones, tampoco se les ha hecho justicia.
Reconocimiento, reparaci�n y no-repetici�n. Estas son a juicio de Euskal Memoria las bases sobre las que se debe abordar el debate de las v�ctimas y la construcci�n del futuro. Ese deber�a ser el objetivo y no la instrumentalizaci�n ideol�gica o partidaria de un drama personal y colectivo que ha afectado al conjunto de la sociedad. Nadie deber�a apelar a las v�ctimas y utilizar la carga emocional que en ellas anida como freno que impida avanzar a este pueblo hacia un escenario en el que todas las heridas puedan, por fin, empezar a sanar.