Excepto en las tres derrotas, nadie le ha marcado más de dos goles
La discontinuidad de la zaga no impide ser de las más seguras
Hasta once combinaciones diferentes de los cuatro jugadores de la línea defensiva ha tenido que utilizar Mendilibar en 15 jornadas.
Natxo MATXIN
Osasuna está demostrando que es uno de los equipos más seguros de la categoría, pese a los innumerables problemas que tiene una jornada sí y otra tam- bién para conformar una línea defensiva de garantías. Quitando las goleadas encajadas en las tres derrotas que suma hasta ahora, en el resto de envites nadie ha podido marcarle más de dos goles y en todos esos casos ha conseguido neutralizar ambas dianas.
Con el mérito añadido de que, ante cada nuevo rival, la escuadra navarra ha tenido que improvisar una inédita línea zaguera de cuatro hombres. Lesiones y sanciones han sacudido periódicamente a la retaguardia rojilla, que ha tenido que improvisar con hombres fuera de sus posiciones -Damià y Roversio, por ejemplo- o teniendo que acudir al filial, como ha sucedido en el caso de Eneko Satrustegi.
Podría pensarse que con tanto baile de puestos y soluciones de emergencia se debería resentir el balance defensivo del equipo pero, lejos de ocurrir tal consecuencia lógica, Osasuna es uno de los conjuntos que mejor sabe resguardar su portería. Cierto es -los fríos datos están ahí- que los de Mendilibar son, quitando el Zaragoza con 29, el bloque más goleado de Primera, ya que ha sacado hasta en 27 ocasiones el balón de sus redes.
Sin embargo, esas cifras, aun siendo reales, no reflejan la dinámica de los encarnados. Más ajustado sería trasladar su dinámica defensiva al conjunto de la trayectoria liguera firmada hasta ahora. Así, una proyección válida podría ser la de adjudicar a cada una de las tres derrotas cosechadas hasta ahora -Barcelona, Athletic y Real Madrid- un resultado de 2-0, por ser dos el máximo de tantos encajados en el resto de envites ligueros.
Con dicha extrapolación, Osasuna sólo tendría 15 goles en su contra, empatado con los guarismos actuales del Granada -un conjunto que, por contra, solo ha anotado ocho-, y únicamente se vería superado por el Sevilla -los hispalenses hasta esta última jornada no habían perdido lejos de su feudo- y los dos primeros clasificados, los todopoderosos Barcelona y Real Madrid.
Una locura de combinaciones
En las quince jornadas disputadas hasta el momento, Mendilibar se ha visto obligado, nada menos, que a configurar hasta once líneas defensivas diferentes. Marc Bertrán fue un fijo en el lateral derecho hasta que se lesionó, ocupando su lugar Damià, quien ya previamente había jugado en el costado zurdo.
Sergio, Roversio, Rubén, Miguel Flaño y Lolo se han turnado en los puestos de centrales, en función de lesiones y alguna que otra sanción según el caso. En el lateral izquierdo comenzó Raitala, hubo un intervalo para Damià, el relevo lo ha cogido Satrustegi, pero ahí ha jugado hasta Roversio.
De ser un descarte en pretemporada, Roversio se ha convertido en el defensa más polivalente que tiene ahora mismo Osasuna. El brasileño ha jugado de central -su posición natural- y en ambos laterales, con diferente suerte en este último caso.
Coincidiendo con la fiesta anual del fútbol base, hoy a las 12.00 se plantará en Tajonar el roble que le fue entregado a Patxi Puñal el día que alcanzó sus 351 partidos en Primera. A continuación, el presidente de la entidad rojilla, Pachi Izco, le impondrá la insignia de oro.
Casi siempre el Villarreal ha sido un rival propicio para Osasuna cuando se han medido en El Sadar. Tanto en Primera como en la categoría de plata, los rojillos han ganado en nueve de las dieciséis ocasiones en que se han medido; los castellonenses solo lo han hecho en tres.
Apenas pasó dos años y medio en la disciplina rojilla, pero a Javier Camuñas le ha quedado un recuerdo imborrable. Y a la grada de El Sadar también. «Estuve dos años y pico sensacionales porque me trataron fenomenal y la ciudad fue muy agradecida con mi trabajo. Son años inolvidables. He salido bien de todos los clubes, pero Osasuna tiene un encanto muy especial», admitió con sentimiento.
El jugador madrileño, que reconoció que vivirá pasado mañana un partido «muy especial y raro a la vez», avanzó que, caso de marcar, no celebrará la diana. «No me gusta celebrar los goles contra equipos en los que he jugado. Ojalá marque y no lo celebre si vale para que sumemos los tres puntos», comentó.
«Es un campo difícil porque ellos están cumpliendo sus objetivos, aunque siempre es un rival más complicado cuando necesita la victoria. Más que nada estoy preocupado por nuestra situación, que es muy complicada. Es una final para todos. Tenemos tiempo para cambiar esta situación y tan solo hay que afrontarla siendo optimista y trabajando duro», añadió. N.M.
