primera condena a un ex presidente francés tras petain
Jacques Chirac, condenado a dos años de prisión por corrupción
El ex presidente francés Jacques Chirac ha sido condenado a dos años de prisión por malversación de fondos y abuso de confianza. Se trata de una condena histórica a un jefe de Estado francés, aunque, tras años de inmunidad por su cargo, no tendrá que cumplirla por su salud.
GARA | PARÍS
Debilitado por la enfermedad y las pérdidas de memoria, Jacques Chirac, con 79 años, se ha convertido en el primer ex presidente francés en ser condenado por los tribunales. Símbolo de la derecha francesa durante cuarenta años y manteniendo su popularidad, ha sido condenado a una pena de dos años de prisión condicional aunque suspendida por su edad y salud, por lo que no tendrá que cumplirla. Sus abogados habían proporcionado un informe médico que certificaba desordenes neurológicos severos e irreversibles.
«Jacques Chirac incumplió el deber de honradez que tienen que cumplir los responsables públicos, sin tener en cuenta el interés público de los parisinos», declaró el presidente de la Primera Cámara del Tribunal Correccional de París, Dominique Pauthe,
El único precedente, difícilmente comparable, sería el de Philippe Pétain, líder del régimen de Vichy que colaboró con la Alemania nazi, condenado a pena de muerte por alta traición, conmutada por cadena perpetua en 1945.
El ex jefe de Estado ha sido declarado culpable en dos casos diferentes de desvío de fondos públicos -1,4 millones de euros-, abuso de confianza y prevaricación en favor de su partido al crear al menos 19 «empleos fantasma» para aliados políticos mientras fue alcalde de París, entre 1977 y 1995. Había sido acusado de haber creado hasta 28 puestos para personas que estuvieron cobrando un sueldo entre 1992 y 1995 sin trabajar en realidad para el Ayuntamiento, y habría podido ser condenado hasta a diez años de prisión.
La Fiscalía había pedido la absolución de Chirac, que siempre ha defendido su inocencia, y de otros nueve acusados. El ex jefe de Estado, que estuvo ausente en el proceso, acogió la condena «con serenidad», según su abogado, Jean Veil. «Está satisfecho de que al menos el tribunal reconozca que no hay enriquecimiento personal».
La asociación anticorrupción Anticor, que había llevado a cabo la acusación, saludó «una decisión histórica y extremadamente importante para el futuro de la democracia». El presidente francés, Nicolas Sarkozy, «tomó nota de la condena y aprovechó para elogiar a su antecesor por el «compromiso constante» del ex mandatario en su servicio al Estado francés. La UMP, partido en el poder y del entorno político de Chirac, acogió la sentencia «con mucha tristeza». El primer ministro, François Fillon, opinó que «llega verdaderamente demasiado tarde». «La justicia ha actuado y debía hacerlo para que no se instale una sensación de impunidad», afirmó el candidato del PS a la presidencia en 2012, François Hollande.
Por su parte, la juez anti corrupción y candidata ecologista Eva Joly pidió que Chirac dimita de su puesto en el Consejo Constitucional.
Protegido por la inmunidad de su cargo, Chirac ha evitado ser juzgado hasta que han pasado quince años de los hechos. Entre los otros nueve acusados, dos de ellos han sido absueltos: el ex director de gabinete de Chirac, Michel Roussin, y Pierre Boué, un habitual de círculos deportivos. Los otros siete han sido hallados culpables.
En la época en la que se crearon los empleos ficticios, Chirac, además de alcalde de París, presidía el RPR (predecesor de la UMP) y preparaba las presidenciales de 1995, que ganó tras dos fracasos sucesivos
El actual Ministro de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, ya fue condenado en 2004 a pena de 14 meses de prisión y un año de inhabilitación en uno de los sumarios del caso, como ex asistente del alcalde de París.
Jacques Chirac rechazó categóricamente la sentencia, pero no la recurrirá porque no se ve con fuerzas para un nuevo juicio. Chirac aseguró en un comunicado que no comparte la sentencia y que «no se le puede reprochar ningún delito», pero «por desgracia» no tiene «todas las fuerzas necesarias para afrontar, frente a nuevos jueces, el combate por la verdad».