primera condena a un ex presidente francés tras petain
La Justicia ha hablado tarde y con voz tibia, pero ha condenado a un ex presidente
Maite UBIRIA
La defensa de Jacques Chirac ha fracasado en su intento de que al ex presidente francés se le recuerde por su legado político y no por haberse catapultado al Elíseo, en parte, por el dinero desviado del Ayuntamiento de París.
Chirac ha fracasado en su intención de demostrar su «nula responsabilidad penal y moral» en la puesta en marcha, hace tres décadas, de un sistema de financiación irregular mediante la creación de empleos ficticios. El tribunal le ha condenado, echando de paso por tierra su alarde de valentía, eso sí escrita.
No hay dos Chirac, uno alcalde y otro presidente, vino a afirmar en una carta leída en el juicio del que desertó asumiendo con ello su responsabilidad sobre el conjunto de su carrera política. Si sólo hay uno, ese Chirac es desde ayer culpable de abuso de poder y desvío de fondos públicos. Y aunque la condena no tenga consecuencias penales mayores -lo que deja abierto el debate sobre la igualdad ante la ley- ni para él ni para el resto de condenados, a los que se dispensa de visitar las atestadas y vetustas prisiones francesas, su relevancia política e histórica amplifica la propia sentencia.
Al amparo de su inmunidad -otro debate pendiente- Chirac retrasó tanto su proceso que el reloj biológico no le permitirá «blanquear» su biografía. Sí lo ha hecho su «segundo» Alain Juppé quien, tras una condena similar, se ha reinsertado en el poder y ejerce de canciller del país cuya justicia ha condenado, por vez primera, a un ex jefe de Estado republicano.