Maite SOROA | msoroa@gara.net
Pájaros de mal agüero
Este pequeño txoko se nutre habitualmente de las astracanadas que suelta la derecha mediática de allende el Ebro, y servidora creía haberlo visto casi todo. Pero hacía tiempo que no leía algo como lo que firma esta semana Serafín Fanjul en «Libertaddigital». Sorprender, no sorprende, pero llama la atención los pocos reparos que algunos tienen en mostrar su añoranza del franquismo y sus símbolos. Todo empieza, una vez más, por la famosa pitada del Calderón, sobre la que Fanjul afirma lo siguiente: «El bochornoso espectáculo que la casta política dio en el episodio de la anunciadísima pitada a los símbolos nacionales, tiene ribetes de auténtico ludibrio y no sólo de parte de la izquierda o los separatistas -de quienes ya sabemos qué se puede esperar- sino del partido que asegura, bien que en voz cada vez más bajita, defender la unidad nacional». Se refiere al PP, que le parece una pandilla de blandengues. Menos Esperanza Aguirre, a quien alaba antes de cargar contra el pepero que menos le gusta. Vean quién es: «entre todos, uno se llevó el premio a la abyección y cobardía: el ya mentado Basagoiti, que para atacar a la Sra. Aguirre y dar coba a los aficionados del Bilbao y separatistas en general, en su derecho a ultrajar, no tuvo mejor idea que recordar cómo en Bucarest los aficionados (algunos) del Atlético de Madrid habían exhibido `la bandera del pollo'. A bote pronto se me ocurre un caudal de calificativos que el tipo merece y que no enumeraré aquí: me conformo con denunciarlo y pongan los lectores los adjetivos, si quieren». Parece que al tal Fanjul le molestó que Basagoiti -quién se lo iba a decir- mentara al aguilucho.
Dicho esto, el personaje hace una encendida del símbolo franquista. Lean, lean: «No perderé el tiempo explicando por extenso que el águila de San Juan, procedente de las armas de los Reyes Católicos, formó parte del escudo y bandera de España desde 1938 hasta los primeros tiempos de la actual Constitución, porque es de sobra sabido. Sí destacaré dos aspectos: ese águila se hallaba en la bandera que yo juré (lo que hice de muy buen grado, independientemente de mis opiniones políticas), como muchos millones de españoles todavía vivos». Y dicho esto, se pregunta: «¿Y cuántos votantes del PP, incluso vascos, respetan -al menos- la bandera con el águila de San Juan como escudo que fue de nuestro país?». Seguramente, demasiados. Cuánto pájaro de mal agüero...