Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Y sin embargo, respira
Según el científico James Lovelock la atmósfera y la parte superficial del planeta se comportan como un gran sistema que se autorregula y tiende al equilibro
Vista desde la Luna, lo que más sorprende de la Tierra, tanto que corta la respiración, es que está viva -afirmaba el médico, ensayista e investigador estadounidense Lewis Thomas (1913-1993) a la vista de unas fotografías hechas desde el satélite en las que veía la superficie del mismo, seca e inerte, y más arriba a la Tierra flotando libremente dentro su membrana húmeda y azul-. La Tierra tiene -continúa Thomas- el aspecto, organizado y autoestructurado de una criatura viva, llena de información, maravillosamente diestra en manejar la luz solar.
La idea de una planeta vivo toma cuerpo definitivamente con el científico James Lovelock en 1979 y su hipótesis, a la que denominó Gaia, el nombre por el que se conocía en la antigua Grecia a la diosa primigenia que personificaba a la Tierra. Según Lovelock la atmósfera y la parte superficial del planeta se comportan como un gran sistema que se autorregula y tiende al equilibrio. Una teoría que algunos recientes trabajos de investigación podrían estar confirmando.
La clave, según algunos científicos estadounidenses, puede encontrarse en el azufre. Los organismos marinos producen, al parecer, un compuesto de dicho elemento -el dimetilsulfuro-, fundamental en la regulación del clima terrestre y capaz de pasar del agua a la tierra y al aire. Y estos investigadores han desarrollado una herramienta capaz de rastrear y medir el azufre «circulante», lo que les permitiría conocer la interacción entre el mar, la tierra y la atmósfera y probar la teoría de Gaia.
Anteriormente, otro equipo de científicos de Hong Kong descubrió que el litoral terrestre respira (aspirando y expirando aire y humedad y afectando a las infraestructuras costeras) bajo el efecto de las mareas. Algo que también podría estar respaldando la teoría del planeta como organismo vivo.
Azufre que regula el clima, litorales que respiran... No parece tan descabellada la célebre frase que se atribuye a Lewis Thomas: «La única verdad científica sobre la que estoy totalmente seguro es que somos unos ignorantes sobre todo lo relativo a la naturaleza».