Mikel INSAUSTI | Crítico cinematográfico
La fiesta del cine austero
Llega la fiesta del cine, que se celebra los días 22, 23 y 24 de este mes. Durante esas fechas la entrada de todas las sesiones costará dos euros. Esta iniciativa general se une a muchas otras particulares, como la de las matinales del domingo a precio reducido, de las que ya hablé el pasado año; o el pack familiar, que conlleva una interesante rebaja.
Si a todas las ofertas añadimos el esfuerzo de muchos exhibidores por asumir el incremento del IVA, va siendo hora ya de reconocer la lucha de un sector que está afrontando la crisis con todos los medios a su alcance, más ahora que el Gobierno grava a la cultura en lugar de apoyarla.
Observo que la recesión está propiciando un profunda reflexión sobre los fallos del sistema capitalista en que vivimos, pero también hay un acto de conciencia personal, que nos hace pensar sobre la eliminación de los gastos superfluos, de todo aquello que de accesorio tiene la sociedad de consumo.
Cada cual es muy libre de decidir qué es lo que considera un artículo de necesidad en su economía doméstica y qué es, por el contrario, lo prescindible en la cesta de la compra. Ahora bien, el acceso a la cultura, y ahí entra el cine, es un bien a todas luces necesario.
No soy nadie para decir a los padres cómo tienen que educar a sus hijos, ni como han de organizarse en sus salidas de ocio. Simplemente, les pediría que den prioridad a la inversión en la entrada de cine sobre el derroche inútil en palomitas, refrescos y demás chucherías. Esta actitud responsable favorece a los cines de verdad, y no tanto a los instalados en los centros comerciales, pertenecientes a un tipo de industria que de cultural no tiene nada.