De entre la noche se asoma un autobús, en el interior topamos con parte de las miradas de los más de 10.000 trabajadores provenientes de diferentes puntos de Europa que recalaron en la compañía Amazon.com para empaquetar los envíos durante la campaña navideña. Todo ello se escenifica en el epicentro de la todopoderosa Alemania, en la ciudad de Bad Hersfeld. Caras cansadas y testimonios de trabajadores que llegaron a este «El Dorado» alemán y fueron alojados en hileras de bungalows estrechos que debían ser compartidos por cinco personas. Un autobús diario se encargaba de llevarlos a la fábrica y devolverlos a su alojamiento, diecisiete kilómetros diarios que simbolizan la antesala de la pesadilla.

Según el testimonio de los trabajadores, dormían una media de cuatro horas al día -en su contrato también figuraba una clausula según la cual debían limpiar sus bungalows-, varias imágenes atrapan el sueño de unos trabajadores que se quedaron dormidos en las mesas de la cantina debido a una jornada agotadora que incluía una media de 15 kilómetros de caminata por los inmensos almacenes de Amazon. La comida que les servían era fría y, al igual que el ticket de autobús, su valor era descontado de su sueldo. Si le añadimos a esta escenografía una empresa de seguridad que incluso vigilaba el sueño de los trabajadores y tenía permiso para irrumpir en los bungalows para registrarlos, concretamos la visión de uno de aquellos campos de trabajo vigilados por torretas, focos de luz y vallas alambradas. La comparación no es casual ni exagerada porque la empresa de seguridad contratada por Amazon, además de homenajear al lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess, abandera un ideario neonazi que ha amplificado la polémica que, ya de por si, ha generado este documental. A los pocos días, Amazon decidió rescindir su contrato con esta siniestra empresa de seguridad.

Los autores del documental también prolongaron su ruta por varios almacenes de Amazon en Alemania y descubrieron, por ejemplo, que la fábrica de Ausburgo cuenta con 5.000 trabajadores y solamente un millar ha sido contratado por la empresa, el resto son trabajadores temporales.

La ministra alemana de trabajo, Úrsula Von der Leyen, afirmó recientemente que, de comprobarse las acusaciones, ello acarreará consecuencias legales y hace varios días, el presidente de Amazon en Alemania, Ralf Kleber, se defendió de las acusaciones en una entrevista publicada por el diario alemán Bild. «Todos los trabajadores procedentes de agencias temporales de empleo -afirmó Kleber- fueron informados adecuadamente de las condiciones antes de su viaje. Sin embargo, me gustaría decir sobre el reportaje que los casos aparecidos en él también me dejaron consternado, pero no son representativos de toda la empresa Amazon. Por ello ya hemos tomado cartas en el asunto».