crónicA | conferencia internacional en iruñea
Sortu inicia viaje con cuatro ejemplos de resistencia, iniciativa y unidad
El proceso vasco tiene hoy como primera referencia a Europa (Catalunya, Escocia, Flandes...), pero comparte características, historia y solidaridad con pueblos más lejanos como Palestina, Sáhara, Kurdistán o Colombia. Sortu se impulsó en ellos para el viaje que arranca hoy en Iruñea.
Ramón SOLA
Apenas unas horas antes de convertirse en realidad, el nuevo partido de la izquierda abertzale miró ayer a sus referencias internacionales más tradicionales. Sentó en Iruñea en la misma mesa a representantes de Colombia, Palestina, Kurdistán y Sáhara, cuatro pueblos con evidentes paralelismos para Euskal Herria. Con los saharauis hay una historia de solidaridad intensa y una misma condición de víctimas del Estado español. A los kurdos le igualan la partición en diferentes estados o el encarcelamiento de su líder político. Con Colombia comparte el objetivo de justicia social, el impacto de la guerra sucia... Y se refleja en Palestina por la larga lucha por el reconocimiento de su nación. Todo ello estuvo ayer tarde sobre la mesa en el Baluarte de Iruñea durante más de dos horas, en un acto al que asistieron buena parte de los propuestos para la dirección de Sortu, además del diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano. Hubo mensajes comunes que pueden ser guías para Sortu, como la tenacidad en la lucha, la unidad interna, la negociación...
Carlos Alberto Ruiz Socha (Colombia): «Hay que llenar de pueblo estos procesos»
La exsenadora Piedad Córdoba, referente principal de Colombianas y Colombianos por la Paz, no pudo viajar a Euskal Herria por problemas de salud, pero el abogado exiliado Carlos Alberto Ruiz Socha le sustituyó con brillantez. Primero fue ovacionado al saludar que se haya superado la «estigmatización» que «hasta hace poco impedía que colombianos y abertzales pudiéramos hablar sin ser criminalizados». Se refería al «sumario infame» abierto por «alguien a quien se presenta como baluarte de la Justicia», en alusión a Baltasar Garzón.
Hecha esta introducción, Ruiz Socha repasó el proceso de negociación abierto en La Habana entre el Gobierno colombiano y las FARC, sus luces y sus sombras. Recordó que «venimos de una situación de 55.000 detenidos desaparecidos y cinco millones de desplazados, de un país rico pero con diez millones de personas en la miseria o la indigencia absoluta, el tercero más desigual del planeta». Mirando a la capital cubana, hizo hincapié en que «hay que mover la agenda» de la negociación para incluir las cuestiones claves, sobre todo la agraria, ya que en caso contrario ni siquiera una disolución de las guerrillas -que por otra parte no prevé- traería la solución: «Dentro de cinco años estaríamos aún peor».
Abogó, por tanto, por ir a las causas. Y para forzar esa agenda, «aunar fuerzas. Hay que llenar de pueblo estos procesos».
Nazmi Gur (Kurdistán): «Las cosas están cambiando en Oriente Medio»
Diputado kurdo en el Parlamento de Turquía, Gur se refirió de modo optimista al proceso de diálogo abierto con su líder preso, Abdullah Oçalan, pero sobre todo apareció convencido de que las cosas empiezan a cambiar a mejor en Oriente Medio. La situación de los kurdos continúa siendo muy dura, como refleja un dato: «Tenemos 10.000 presos, 28 de ellos alcaldes». Pero al diálogo con Turquía le sumó los avances conseguidos por la minoría kurda en Irak y en Siria, aunque no en Irán. «Está claro que no tenemos suerte -resumió en tono descriptivo, sin ápice de victimismo-. Estos cuatro estados no tienen una cultura democrática, son regímenes tiránicos y además se han unido para acabar con nosotros. Pero las cosas están cambiando».
Nazmi Gur lanzó también un mensaje posibilista: «No luchamos por un Estado independiente, somos realistas y sabemos que cambiar las fronteras de cuatro estados es muy difícil, pero sí luchamos por el reconocimiento y por convivir en situaciones de igualdad».
Karioti Yaber (Palestina):
«Es cuestión de economía y política, no religión y raza»
De Oriente Medio llegó también Yaber. Una zona del planeta que recordó que siempre ha sido clave en la Historia. «Y su corazón es Palestina, así que siempre la han querido controlar: en las Cruzadas, los ingleses, ahora los americanos... Toda la vida hemos estados ocupados. Por tanto, no es cuestión de religión y de razas, sino de economía y de política», afirmó ante una pregunta del público.
Todos los participantes en la mesa redonda mostraron gran empatía con sus contertulios, y también con la causa vasca. Y es que para Karioti Yaber, miembro del FDLP que justo ayer cumplía 44 años, «básicamente en todos los sitios la cuestión es la misma: reconocimiento de los pueblos y de los derechos humanos». Pero, ¿cómo avanzar hacia ello? En su primera intervención aportó dos claves: «Resistencia y unidad interna». Alertó contra «negociaciones inútiles» como los acuerdos de Oslo en el caso palestino-israelí. Y en la actualidad pidió estar muy atentos a dos factores: «Las grandes transformaciones de la izquierda en América Latina» y «el desmoronamiento de las leyes del capitalismo salvaje» en Occidente.
Badabi Benabar (Sáhara):
«Nuestros niños siguen cantando el himno prohibido»
La unidad interna citada por Yaber fue exaltada también por el saharaui Benabar, que aseguró que ello se hace realidad en el Frente Polisario, a punto de cumplir 40 años. Igualmente coincidió con sus contertulios en el valor de la tenacidad: «España nos dejó condenados a la angustia perpetua en aquel pedregal del Tinduf, pero cuatro décadas después nuestros niños, la segunda generación, continúa cantando el himno de la República Saharaui pese a la prohibición», destacó con orgullo.
Benabar deleitó a la audiencia con anécdotas sobre la hipocresía de Juan Carlos de Borbón y Felipe González en su relación con el Sáhara. No ahorró calificativos sobre la «traición» española, pero también criticó a la comunidad internacional, comenzando por «la fuerza de la ONU desplegada inútilmente desde 1991». Pese a todo, garantizó que seguirán luchando para llegar a ser como «Namibia, Timor, Kosovo, Sudán del Sur».