GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

golpe de estado en egipto

El Ejército detiene a Morsi y persigue a los Hermanos Musulmanes

Tras consumar el golpe de Estado, el Ejército egipcio desató la persecución de los Hermanos Musulmanes y su partido, el PLJ, con detenciones de sus líderes y cierres de medios de comunicación. El guía supremo de la hermandad, Mohamed Badie fue arrestado y el propio presidente derrocado, Mohamed Morsi, y sus colaboradores se encontraban detenidos. Los islamistas denunciaron un Estado policial y han convocado hoy una jornada de rechazo al golpe.

p002_f01_240x128.jpg

GARA | EL CAIRO

A los pocos minutos de ejecutar el golpe de Estado, el Ejército egipcio desató la persecución de los Hermanos Musulmanes, comenzando por sus medios de comunicación. Ayer fueron arrestados los principales dirigentes de la hermandad islamista que gobernaba Egipto tras las primeras elecciones democráticas, y el presidente, Mohamed Morsi, y su colaboradores más cercanos también permanecían detenidos. Un portavoz de los Hermanos Musulmanes, Gihad Hadad, señaló que Morsi estaba retenido tras haber sido trasladado al Ministerio de Defensa.

El guía supremo de la Hermandad, Mohamed Badie, fue acusado de «incitación a la muerte de manifestantes». El vicepresidente, Rashed al Bayumi, fue igualmente detenido y sobre su número 2, Jairat al Shater, también pesaba una orden de arresto.

Igualmente, fue detenido el líder del Partido de la Libertad y de la Justicia (PLJ) -vinculado a la hermandad y que gobernaba hasta el levantamiento militar- Saad Katatni, y otros ocho dirigentes. El hijo de Katatni denunció que hombres vestidos de civil irrumpieron en su casa y se lo llevaron, y recordó que el Ejército que le había ofrecido diálogo por la mañana, lo arrestó por la noche.

Los islamistas detenidos se encuentran encarcelados en la prisión de Tora, en El Cairo, en la que está también recluido el expresidente Hosni Mubarak, que durante su dictadura reprimió duramente a este movimiento .

Las autoridades judiciales egipcias han abierto una investigación contra el derrocado presidente y otros quince islamistas por haber presuntamente insultado a la judicatura, y ha impuesto una prohibición de viaje contra todos ellos. La acusación se basa en las críticas a los jueces nombrados por Mubarak en uno de sus discursos.

Esta es la segunda orden formal que prohíbe a Morsi abandonar el país desde que fue derrocado. La primera se refiere a la evasión de prisión en 2011, cuando también fue detenido por el Ejército, en el curso de la revuelta contra Mubarak.

«Viernes de rechazo» islamista

Los Hermanos Musulmanes denunciaron el Estado policial y convocaron protestas para hoy en un «viernes de rechazo» contra el golpe, en el que pidieron que las protestas fueran pacíficas. La Coalición Nacional en Apoyo a la Legitimidad «llama a los egipcios a echarse a las calles y movilizarse pacíficamente» tras la oración del viernes para «decir `no' a las detenciones militares, `no' al golpe militar». «Pedimos a los manifestantes que muestren contención y se mantengan pacíficos. Rechazamos las prácticas opresivas y policiales del estado: asesinatos, arrestos, limitación a la libertad de prensa y cierre de los canales de televisión», añadieron.

El llamamiento a las protestas fue hecho en una rueda de prensa en una mezquita en los suburbios de El Cairo, donde partidarios de M0rsi han estado llevando a cabo una sentada desde la semana pasada.

Soldados con vehículos blindados rodearon la zona desde el miércoles, mientras preparaban el golpe. Ayer el Ejército desplegó soldados alrededor de la Universidad de El Cairo tras los últimos enfrentamientos entre seguidores y detractores de Morsi. Según el diario «Al Ahram», todas las calles que llevan a la zona fueron cerradas, mientras que el puente de la Universidad, ubicado frente a la puerta principal del campus, fue bloqueado.

En las primeras horas después del golpe, al menos quince personas murieron en enfrentamientos en Egipto, la mayoría seguidores del grupo islamista.

La versión oficial achacó los partidarios de Morsi ataques a las fuerzas encargadas de custodiar una sede gubernamental, pero los Hermanos Musulmanes denunciaron que la Policía atacó al menos seis de sus concentraciones.

Jura el presidente interino

A la vez que se encargaba de cazar a los islamistas, el Ejército avanzaba en la anunciada «hoja de ruta», con el juramento del nuevo presidente, el hasta ahora presidente del Consejo Constitucional, Adli Mansur, que deberá convocar elecciones, aunque los militares no han puesto plazo para ello.

Mansur se comprometió a «proteger el régimen republicano, respetar la Constitución -que ha sido derogada por los militares- y el imperio de la ley y velar por los intereses del pueblo». Añadió que «las elecciones parlamentarias son la única vía para alcanzar un futuro más libre y democrático».

El presidente interino era hasta ahora muy poco conocido y acababa de tomar posesión de su cargo al frente del Consejo Constitucional. Estudió en la famosa Escuela Nacional de Administración de París, antes de comenzar una larga carrera judicial bajo el régimen de Mubarak. Mientras los líderes islamistas eran detenidos y sus medios clausurados, Mansur invitaba a los Hermanos Musulmanes «a participar en la construcción de la nación, de la que nadie debe quedar excluido».

Pero estos dejaron claro que «rechazamos la participación en ningún trabajo con las autoridades usurpadoras», en palabras del jeque Abdel Rahman al Barr.

Por su parte, Dawa Salafiya, uno de los principales movimientos salafista, instó a todos los islamistas que «abandonen las calles» y regresen a casa.

Reacciones

Las reacciones ante el golpe de Estado en Egipto, con sus extraños compañeros de cama, son una muestra palmaria de lo que han supuesto y suponen, en términos de posicionamiento geoestratégico, las revueltas árabes. Unas reacciones que invitan a considerar los posicionamientos apriorísticos con los que muchos intentan entender la complejidad de la situación política en esa región.

Arabia Saudí. El rey Abdallah, sátrapa de la mayor, junto con Israel, teocracia del mundo, fue el primer país del mundo en felicitar el golpe de Estado y no dudó en elogiar al sucesor de Morsi instalado por los militares, Adly Mansur.

Arabia Saudí tenía al nuevo Egipto como el principal rival en la batalla por la hegemonía en el mundo árabe, en la que Ryad cuenta con el aval de EEUU. Emiratos Árabes Unidos (que acaba de celebrar un macro-juicio contra miembros de los HM), Bahrein (en lucha contra una primavera árabe propia) y Kuwait saludaron el «papel» del Ejército egipcio.

Rusia. El Kremlin hizo un llamamiento a la «contención» a todas las partes, sobre todo a la víctima de la asonada militar.

Menos diplomático, el presidente de la Comisión de Exteriores de la Duma, Alexei Puchkov, aseguró que la Primavera Árabe «no ha traído más que el caos» y coligió que «la democracia no funciona más que en los países occidentales». O yo (Rusia) o el caos, se podría resumir.

En una mezcla de diplomacia tranquila y cinismo, China aseguró que «respeta la elección del pueblo egipcio».

Turquía y el Islam. Turquía, cuya experiencia de gobierno islamista ha sido presentada como alternativa en el mundo árabe, calificó de «antidemocrática» la destitución de Morsi y exigió su puesta en libertad junto con el resto de líderes de los HM detenidos. «En todos los países democráticos, las elecciones son el único medio para llegar al poder», recordó.

El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, suspendió sus vacaciones y convocó de urgencia a su Gobierno.

Occidente hipócrita. Ninguna potencia occidental pronunció el término golpe de Estado y todas apostaron por trabajar con el nuevo Gobierno. La reacción de Londres fue la más sincera, cuando tras señalar que estamos «ante un peligroso precedente», matizó que «hay que comprender que esta intervención es popular».

El presidente de EEUU, Barack Obama, mostró su «profunda inquietud» y anunció que estudiará «las implicaciones legales» en la ayuda que Washington entrega cada año (1.300 millones de dólares) no a Egipto sino directamente al Ejército golpista.

Menos comedida, Alemania evocó «un estrepitoso fracaso para la democracia en Egipto» pero se limitó a pedir «un retorno lo antes posible al orden constitucional».

De visita en Túnez, contemporizó señalando que «lo que cuenta ahora es que el Ejército, que ha asumido la responsabilidad de deponer al presidente (...) organice cuanto antes y en condiciones irreprochables las elecciones».

Siria. El régimen sirio, que no dudó en ahogar en sangre una revuelta de los Hermanos Musulmanes en los ochenta en Hama (20.000 muertos) y afronta una rebelión armada en la que el islamismo, también en su versión yihadista, tiene un importante papel, calificó de «gran logro» la destitución de Morsi.

«Es un giro radical a favor de la preservación de la democracia (sic), del pluralismo (sic), del derecho a la diferencia (sic) y del rechazo a ver que los estados se convierten en un feudo de los Hermanos Musulmanes, no solo en Egipto sino a nivel árabe e internacional», señaló en un comunicado.

Israel. En Israel, el Gobierno mantenía un cauto silencio. «Es un problema interno egipcio», declaró el ministro de Transportes, Israël Katz. Un responsable anónimo confesó que «la situación actual envía ondas de choque a todo el mundo árabe, lo que nos inquieta».

Aunque es cierto que el corto Gobierno de los Hermanos Musulmanes no se ha significado por su agresividad hacia el acuerdo de paz con Israel de 1979 -intentando tranquilizar tanto a los militares como a EEUU-, los islamistas egipcios pueden verse liberados de toda componenda.

Palestina. El presidente de la ANP de Cisjordania, Mahmud Abbas, se apresuró a saludar el golpe. «Tengo el honor, en nombre del pueblo palestino, de felicitar al nuevo presidente» y de «homenajear al papel jugado por las Fuerzas Armadas egipcias (...) para preservar la seguridad de Egipto e impedirle dirigirse a un destino incierto».

Ahmad Yousef, dirigente de Hamas -que tuvo su origen en la sección palestina de los Hermanos Musulmanes-, señaló que «no tememos la caída del presidente Morsi. Tememos los dramáticos cambios que puedan llevar a que las cosas se vayan de las manos y a un derramamiento de sangre».

Irán. El Gobierno iraní, que se significó hace dos días al instar al Ejército egipcio a respetar el voto de los electores, dio un giro y se ajustó a la real politik asegurando que «respeta la voluntad del inteligente y civilizado pueblo egipcio» e instó a «respetar el proceso democrático y preservar los logros de la revolución».

La llegada de Morsi al poder supuso cierto deshielo en las relaciones de Egipto con Irán, aunque el corto intervalo de poder en El Cairo y la crisis siria impidió una normalización de esas relaciones.

La excepción Árabe. La Liga Árabe pidió al mundo «entender las circunstancias excepcionales que atraviesa Egipto» y felicitó al Ejército por su logro histórico. Agradeció a las Fuerzas Armadas egipcias haberse puesto «del lado del pueblo» y haber antepuesto «el interés de la patria.

Resignación qatarí. El nuevo emir de Qatar, principal apoyo de los Hermanos Musulmanes y ariete de su participación en las revueltas árabes, mandó un mensaje de felicitación al presidente usurpador. La prensa qatarí advirtió del riesgo de argelización o iraquización de Egipto. La cadena «Al Jazeera» vio interrumpidas sus emisiones en El Cairo por el Ejército.

Túnez. El partido islamista en el poder en Túnez denunció el golpe de Estado mientras su aliado laico y presidente, Moncef Marzouki (CPR) alertó de que alimentará la violencia pero aseguró que «no hay riesgo de contagio». Por contra, la prensa tunecina instaba al Gobierno a «aprender la lección» y un movimiento similar al Tamarrod egipcio iniciaba una recogida de firmas para lanzar una campaña similar contra el Gobierno legítimo y elegido.

Unión Africana. La UA, que tiene suspendidas a la República Centroafricana, Madagascar y Guinea-Bissau por cuestiones similares, anunció una reunión de urgencia hoy en su sede de Addis Abeba para debatir sobre la situación creada en Egipto.

violencia

Uno de los líderes de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Beltagy, afirmó que el derrocamiento empujará a los grupos políticos a la violencia como forma de resistencia, ya que la lección que algunas formaciones sacarán es que la violencia desencadena cambios.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo