Tras el ping-pong parlamentario, EEUU es un estado bloqueado, polarizado y en paro técnico
El partido de ping-pong entre el Senado, dominado por los demócratas, y la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, a propósito de la ley de presupuestos deja un panorama desolador en EEUU: las agencias federales cesan sus actividades y más de un millón de funcionarios irán al paro técnico. Utilizando la reforma del sistema sanitario, tema estrella para Obama, como arma para la refriega partidaria, con una retórica inflamable y sulfurosas metáforas azuzadas por el Tea Party y que han ocupado el debate público y han colonizado la cultura política, el funcionamiento de la Administración ha colapsado. Y con ello, además del agujero financiero -difícil todavía de calcular-, políticamente se ha oficializado la catástrofe. La imagen del país más poderoso del mundo queda muy tocada, su disfuncionalidad lo retrata y lo que nadie quisiera para su negocio o para su familia, gracias a los juegos de los políticos, es ya una realidad.
Quienes aprecian el funcionamiento del sistema político de EEUU tienen un espejo en el cual mirarse: un gobierno que va dando bandazos, de crisis en crisis, y una oposición ensimismada en florituras verbales y en la cultura de la hipérbole.