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Mali vuelve a la situación anterior a la intervención en Azawad

GARA | BAMAKO

Enfrentamientos armados contra los tuaregs, motines militares y atentados de Al Qaeda... la situación que atraviesa Mali parece un calco a la que fue utilizada como excusa por el Estado francés para su última aventura militar en Azawad.

El nuevo presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keïta, quien llegó el domingo a París, tuvo que acortar viaje a volver ayer mismo a la capital, Bamako, con motivo de la crisis.

Los tuaregs acusan al Gobierno central de incumplir los acuerdos para poner fin a la guerra de Azawad. En Kidal, la reapertura de un banco maliense custodiado por soldados provocó dos días de enfrentamientos con el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad.

La ONU medió en la crisis y se ha comprometido a sustituir a los soldados por efectivos africanos de la fuerza de interposición en Mali (Minusma).

Simultáneamente, un grupo de militares golpistas amagó con un motín armado para exigir las promociones prometidas en su día por Bamako a las tropas del general golpista amadou Sanogo. El suceso, que tuvo lugar en Kati, a 15 kilómetros de Bamako, recuerda al golpe de Estado de marzo de 2012 y que provocó un vacío de poder que fue aprovechado por los tuaregs del MNLA y por fuerzas yihadistas como Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) para su ofensiva de conquista de Azawad.

Para completar el panorama, el Emirato del Gran Sahara (grupo vinculado al AQMI) reivindicó el ataque suicida del pasado fin de semana contra un cuartel en la ciudad de Tombuctú y aseguró haber matado a más de 16 soldados malienses, lo que desmiente Bamako.

El presidente francés, François Hollande, insistió ayer junto a Boubacar Keita en asegurar -contra toda evidencia- que la intervención militar «franco-africana» fue un éxito pero reconoció que la amenaza puede «buscar reconstituirse» y «hay que estar vigilantes».

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