En la primera sesión del juicio que se desarrolla en la Audiencia de Bizkaia contra Jabyer Fernández y su hermana Susana como responsables de la quiebra de la inmobiliaria Iurbenor y por un delito fiscal, el magistrado presidente de la Sala decidió retirar, por motivos técnicos, la acusación contra el tercer procesado, el abogado y expresidente del Athletic Fernando García Macua.

Fernández, que se enfrenta a una petición de 10 años de cárcel por parte de la Fiscalía, relató que hasta 2009 tuvo una relación personal de «confianza» con Urkullu, entonces presidente del PNV, y con otros dirigentes del partido a quienes pidió que intercedieran por él para aplazar el pago del IVA por la venta de unos terrenos correspondientes al fracasado proyecto inmobiliario Puerta Bilbao. Señaló que le pidió «ayuda» al ahora lehendakari, «en base a otros favores» que el propio Fernández le había hecho, «de los que algunos son públicos y otros no», matizó.

Además, se escribió varias cartas con Urkullu y se citó con él en la playa de La Arena (Muskiz) para charlar «largo y tendido». También mantuvo encuentros con otros dirigentes del PNV como Andoni Ortuzar y Joseba Aurrekoetxea, al término de los cuales le aseguraron que podía estar tranquilo porque iban «a hacer su trabajo».

Apoyo al proyecto Habidite

Fernández reveló que en esos encuentros también garantizó el respaldo del partido al proyecto de la planta de edificaciones modulares Habidite que se iba a construir en Alonsotegi, «precisamente el pueblo de Urkullu», cuando el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, ya había manifestado sus reticencias al proyecto.

Fernández dijo que Urkullu le puso como condiciones a su apoyo que no respondiera en los medios de comunicación al diputado general y que evitara las movilizaciones de los trabajadores de su grupo empresarial, requisitos que él cumplió.

Sin embargo, «ellos no cumplieron su parte», criticó. «Me engañaron y me traicionaron», afirmó al tiempo que lamentó el trato que le dispensaron, a pesar de la «confianza» que habían tenido. Esa relación personal, a su juicio, sirvió de «garantía» para que le concediera un primer aplazamiento de su deuda con Hacienda, por lo que pensó que iba a lograrlo en una segunda ocasión porque de otra manera se ponían en peligro otras empresas del grupo Afer.

Después, Fernández responsabilizó a García Macua de la gestión fiscal y financiera de sus empresas y de su patrimonio personal. De la misma manera, Susana Fernández se exculpó diciendo que firmaba todo lo que le podían delante García Macua y su hermano.