Los inversores siguen enfrascados en su labor de aupar al Ibex hacia máximos no vistos en años y no sienten miedo ante los acuciantes problemas de ambos lados del Atlántico. Allá, en Estados Unidos, se procede al cierre parcial de la Administración federal y nadie siente vértigo por lo que pueda venir. Los inversores creen que ni republicanos ni demócratas tensarán la cuerda hasta romperla en ninguno de los frentes abiertos. Por tanto, esperan que para mediados de octubre las aguas vuelvan a su cauce y Estados Unidos cuente ya con presupuesto cerrado y nuevo techo de deuda. Esta sensación era, además, la que se transmitía desde Wall Street, donde los índices caminaban en positivo pese a la salida provisional de funcionarios y el cierre de servicios públicos obligados por la falta de presupuesto. Una consecuencia llamativa de estas medidas es la no publicación del dato de paro de septiembre el viernes. En Italia, se tensa la situación por la creciente posibilidad de la caída del Gobierno, pero tampoco dañaba a las bolsas la hipótesis de nuevas elecciones. Por tanto, el Ibex vivió un festival despreocupado que le llevó hasta los 9.341,50 puntos, tras sumar un 1,69%. Ya esta máximos desde julio de 2011. El cierre de la Administración federal estadounidense tampoco intimidó a París (+1,28%) y Fráncfort (+0,99%), mientras que Londres acabó plano. Dentro del Ibex, los mejores fueron Sacyr (+5,37%), ACS (+4,64%) y Bankinter (+3,32%). Solo cayeron Dia y Acerinox. En París, brillaron al alza Accor (+3,77%) y Saint Gobain (+3%), frente a Pernod Ricard (-1,53%), el peor de los perdedores.