Raimundo Fitero
Entorno
Cuando la prima de riesgo baja es porque las medidas de recorte del Gobierno están funcionando y se ve luz al final del túnel y se ha tocado fondo; cuando sube es culpa del entorno europeo. La mentira en la que vive el peor gobierno del mundo en manos de la banda organizada, forma parte de la historia del desorden previo a cualquier cataclismo social, político o militar. Una realidad que se reproduce en el entorno europeo y que es el destino final de los actuales okupas de las carteras ministeriales.
En Italia, siempre Italia, el caos es una forma de ravioli. El Gobierno puede caer por unas decisiones tomadas en una villa de recreo de Silvio Berlusconi, al que se le han cortado algunas de sus conexiones con el poder real y puede ser expulsado de todos sus paraísos. El futuro pasa por una moción de confianza, un nuevo gobierno o incluso nuevas elecciones. Y entonces sube la prima de riesgo, y se acaba la cháchara barata de los palmeros de la nada que anuncian presupuestos austeros, de recuperación en boca de ese ministro dopado que hace muy poco advirtió del «milagro económico español».
Las elecciones portuguesas sirven mejor para vaticinar el futuro electoral que se viene. Los partidos hegemónicos se estancan, bajan, se derriten en los calores de los recortes, crecen fuerzas políticas más a la izquierda, y en los ayuntamientos plataformas ciudadanas fuera del control de esas grandes bandas organizadas para acomodar a sus integrantes y capar las ilusiones de todos. En el entorno se notan variaciones leves, indagación local de otras vías, pero sigue siendo la misma maquinista de la locomotora, aunque todavía no se ha resuelto quién es el acompañante en la nueva ruta.
La putrefacción de la situación general en el reino de España no ayuda a ninguna alegría, porque mientras sigan con esta mayoría parlamentaria irán cavando las trincheras para enterrar todo vestigio de estado del bienestar y acabar con todos los derechos y libertades conseguidas. En la foto ritual de entrega de los presupuestos generales están todas las claves de la enfermedad que padece el futuro democrático, en estado de emergencia.