El facherío mediático arremetía anteayer contra la propuesta del PSOE de sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos y le recordaba, con razón, que han tenido muchos años para hacerlo y hasta ahora no se han acordado, lo cual no es óbice para reconocer que, independientemente de ese repentino arrebato reparador del PSOE, ese Valle es una vergüenza. Pero no es el caso. Ayer volvían a la carga contra el partido de Rubalcaba y López por su negativa a respaldar la absurda, impresentable y desesperada iniciativa del PP para declarar persona non grata a Juan Manuel Piriz en Portugalete.

En «El Mundo», Josean Izarra titulaba «El PSE evita declarar persona «non grata» al ex preso Piriz». Informaba de que el PSE «abortará hoy la primera declaración institucional contra uno de los ex presos de ETA que ya se han beneficiado de la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo». Es cierto que Piriz se ha beneficiado de esa sentencia, pero después de ser largamente perjudicado por la aplicación ilegal de la ley, lo que ha tenido que corregir el Tribunal de Estrasburgo. Y se ha beneficiado mínimamente, pues dentro de escasos meses habría sido puesto en libertad, ya que llevaba casi 30 años en prisión, aunque a Izarra le parezcan pocos. Lo que no es de recibo es lo que sigue: «La salida de prisión de los dos primeros etarras que se han aprovechado del dictamen del Tribunal de Derechos Europeos ha trasladado a los ayuntamientos de Navarra y del País Vasco un tenso debate político». Pues resulta que ni Inés del Río ni Juan Manuel Piriz se han «aprovechado» de nada. Al contrario, diversas instituciones del Estado español se han aprovechado de su posición de poder para vulnerar su propia legalidad durante años y castigar injustamente, conscientes de ello, a decenas de presas y presos vascos.

«Libertaddigital» se refería en su editorial a «La descomposición del PSOE» y la resumía del siguente modo: «Que los socialistas no sean capaces de mantener una posición común en algo tan básico y trascendental como la defensa de la soberanía nacional [en referencia al voto del PSC en el Congreso sobre el derecho a decidir tal y como lo entiende UPyD] o la repulsa hacia una asesina múltiple da muestra del grado de descomposición interna de un partido que sólo parece estar unido para pedir la exhumación del cadáver de Francisco Franco», es decir, del principal defensor de su «derecho a decidir».