Maite Soroa | msoroa@gara.net
A privatizar la tele
El cierre del Canal 9 valenciano era ayer una de las principales noticias allende el Ebro. Pero todos no la contaban del mismo modo.
«El País» decía que «la decisión dejaría a la Comunidad Valenciana como la única con lengua cooficial sin televisión autonómica propia». El caso es que estaba en quiebra, y además se sabe por qué. Lo explicaba muy bien Miquel Alberola: «El proyecto de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), creado como instrumento normalizador de la lengua cooficial y como generador de la industria audiovisual, empezó a morir el verano de 1995, cuando el PP, con Eduardo Zaplana a la cabeza, llegó al Palau de la Generalitat».
La pésima gestión pepera era reconocida hasta por «El Mundo», pero este tenía claro que debía cerrar, y empezaba a aplaudir desde su portada: «Fabra, primer líder autonómico que se atreve a cerrar su TV». Con un par, a lo José Mari. Pero no decía que ha hecho bien porque a Pedro J. no le gustan las televisiones autonómicas ni en manos del PP, sino porque «es coherente con la política fiscal de recorte del gasto público y con lo que ha defendido siempre el PP». Reconocía que los trabajadores son las víctimas «de una situación que no han creado. Los sucesivos gobiernos valencianos -del PP- son los responsables de una gestión catastrófica, que ha inflado la plantilla hasta extremos escandalosos. Pero no es menos cierto que alguien tenía que pinchar una burbuja que engulle recursos públicos necesarios para servicios básicos». Si hiciésemos una lista de las «burbujas» que engullen recursos públicos necesarios... Y de pedir responsabilidades por el desaguisado, ¿qué? Al final, el editorial de «El Mundo» iba al grano, diciendo que el ejemplo de Fabra «debería servir al PP para retomar uno de sus antiguos compromisos electorales: privatizar las autonómicas allí donde gobiernan».
«Abc» titulaba su uno de sus editoriales «Canal 9, fin de un anacronismo insostenible», porque el ERE aplicado [y anulado por los tribunales] tenía como objetivo «aligerar el descomunal peso de una plantilla que hacía inviable la continuidad de la emisora». Ya pero esa descomunal plantilla era la que había ido inflando el PP, el mismo que ahora cierra la tele. Y terminaba diciendo que «por dramático que resulte para sus trabajadores, el definitivo cierre de Canal 9 es el mejor servicio público que la Generalitat podía dar a la sociedad valenciana». Las trabajadoras y trabajadores de Canal 9 habrán sentido un gran alivio.