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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-04-20
Igor Ahedo Gurrutxaga - Premio Realidad Social Vasca 2005
Una etapa clave en Iparralde

La rúbrica de los 150 representantes de colectivos que apuestan por la institucionalización vasca tras la asamblea general de Batera celebrada el pasado 8 de abril es el pistoletazo de salida de una campaña de recogida de firmas por la celebración de una consulta ciudadana sobre la creación de un departamento Pays Basque. Recoger 46.000 firmas; éste es el apasionante reto al que se enfrenta Batera hasta noviembre.

En paralelo, tras el Aberri Eguna, el movimiento desobediente Demo retomará una etapa de movilización desobediente sobre nuevos parámetros de acción con el fin de doblegar la intransigencia de una de las compañías más jacobinas de Francia, tratando así de garanti- zar la presencia del euskera en los servicios públicos.

De igual forma, las redes de actores en Iparralde, vertebradas por el Consejo de Desarrollo y el Consejo de Electos, han comenzado otro proceso de reflexión colectiva, Euskal Herria 2020, que pretende sentar las bases del desarrollo local en los próximos 15 años, tratando de dar respuesta a los graves problemas de vivienda, infraestructuras, vertebración territorial, desarrollo cultural... existentes en Iparralde.

A su vez, el sindicato agrícola ELB debe sumar a la apuesta por la consolidación de la Euskal Herriko Laborantza Ganbara ­que viene realizando un intenso trabajo de ayuda a los agricultores a pesar de las amenazas judiciales y de los procesos abiertos por la Prefectura­ la tensión de unas elecciones que se avecinan para comienzos de 2007, con la expectativa de revalidar la mayoría absoluta obtenida hasta la fecha en el territorio vasco.

En otro orden de cosas, el amplio movimiento social vertebrado en torno a Leia y la mayor parte de los electos del interior, tras haber logrado una primera y significativa victoria forzando a las instituciones departamentales a reformular el proyecto de autovía transpirenaica que debería conectar ambas vertientes de Nafarroa, debe mantenerse alerta para evitar que la fórmula de tres carriles por la que ahora parece apostarse se convierta en una trampa encubierta que a medio plazo posibilite de facto la ampliación del proyecto.

Y, por último, tampoco debemos olvidar el papel que el Gobierno francés puede ­y debe­ jugar en las primeras fases del proceso de paz, especialmente en lo que al tratamiento de los presos políticos respecta, y uno de cuyos primeros termómetros lo encontraremos en la respuesta a la próxima demanda de revisión de la condena a cadena perpetua del único preso de Iparretarrak (IK), Filipe Bidart.

Como decíamos, comienza una etapa clave en Iparralde. Tras años de lenta siembra, cuidados y atención militante a la tierra vasca, ésta ha comenzado a dar sus frutos. Pero nada está ganado de antemano.

Así, la apuesta de Batera es muy arriesgada. Son necesarias 46.000 firmas para ajustarse a la legislación francesa que permite celebrar referendums para la creación de nuevas estructuras institucionales. Es decir, el 10% de la población del Departamento de Pirineos AtlánticosŠ casi el 20% del censo de Iparralde. Nunca hasta ahora se ha realizado una recogida de firmas tan ambiciosa en un plazo tan limitado. El riesgo es obvio. Si no se consigue alcanzar la cifra, probablemente el movimiento departamentalista sufra en su estrategia un mazazo coyuntural. Coyuntural porque durante 207 años Iparralde viene reclamando su reconocimiento institucional, y la popularidad de la apuesta ha crecido sin cesar entre la ciudadanía, sobre todo desde la pasada década. De forma que no debe llevarse a engaño quien espere que no conseguir la ansiada cifra suponga la desaparición de la mayoritaria aspiración vasca a su reconocimiento político.

Sin embargo, el reto es posible. En primer lugar porque actualmente la demanda de reconocimiento territorial es mayoritaria entre la ciudadanía, viene avalada por el voto del Consejo de Desarrollo y por la apuesta del Biltzar de Alcaldes. De igual forma, el contexto es favorable desde todos los puntos de vista. Así, aunque la intervención de ETA no parece haber tenido gran influencia negativa en la sedimentación de esta apuesta entre los ciudadanos, no cabe duda de que el escenario de pacificación que se abre no sólo animará a sectores hasta ahora expectantes, sino que también desactivará la estrategia más importante de los detractores de la institucionalización local, quienes directa o indirectamente han agitado el fantasma de la violencia para tratar de disuadir a parte de la ciudadanía. De la misma forma, atendiendo a la coyuntura por la que está pasando la República, podemos ser prudentemente optimistas. Así, el mito de «la Francia poderosa, centro de la civilización occidental y de la razón», se ha desmoronado en tres tiempos con el rechazo a la Constitución Europea, la revuelta de los suburbios y la derrota de Villepin y su CPE; todo ello aderezado con una clase política grotescamente dividida. No extraña que la ciudadanía empiece a desencantarse y a perder «el orgullo patrio», debiendo buscar nuevos referentes identitarios en los que arroparse. Y si en la mayor parte de Francia la estrategia de aculturización del Estado ha laminado culturas minoritarias, en el caso vasco, a pesar de su dura situación, la cultura y lengua vascas siguen dando muestra de una gran vitalidad que puede atraer a los sectores más desencantados y/o desorientados por la caída del mito que integraron a sangre y fuego en la escuela republicana.

No cabe duda de que la atención del Consejo de Desarrollo y del Consejo de Electos en sus debates sobre el escenario Euskal Herria 2020 será mediatizada por la campaña de Batera. Y más aún por la nueva dinámica del movimiento Demo. Se debe reiterar, en este sentido, que las demandas a la compañía de ferrocarriles SNCF encuentran encaje en las reflexiones que 500 personalidades locales consensuaron entre 1993 y 1997. Así, tras decenas de jornadas de debate, el CDPB y el CEPB presentan en 1997 el Esquema de Ordenación Territorial, que más tarde es avalado por el Estado, la Región de Aquitania y el Departamento de Pirineos Atlánticos. Y entre el centenar de propuestas que aceptan todos los representantes locales y todas las instituciones implicadas en el desarrollo de Iparralde están las relativas a la presencia del euskera en los servicios públicos. Sin embargo, ni esta legitimidad, ni los posicionamientos del Consejo Regional de Aquitania o de los responsables de las instituciones encargadas de la dinamización del euskera, ni la previa presión de los Demo entre 2000 y 2005 han sido suficientes para doblegar la intransigente postura de los responsables ferroviarios, dispuestos a aceptar el bilingüismo en francésŠ e inglés; pero no en euskera. De forma que tras llegar a la conclusión de que los únicos criterios que la SNCF entiende son los de la rentabilidad económica, parece que los desobedientes están dispuestos a pasar a una nueva fase de bloqueo sistemático de las vías férreas a fin de causar costos económicos como para que la compañía se replantee su posición.

Como decimos, la dinámica de Batera y la estrategia de los Demo a buen seguro condicionarán los debates de las redes de acción colectiva de Iparralde. De hecho ya llegaron en 1997 a un consenso sobre el «cómo» garantizar el desarrollo local. Sin embargo, en el ámbito de esa reflexión colectiva, se soslayó otra pregunta: el «quién» debe pilotar ese desarrollo. Y la respuesta fue masiva: 12.000 personas demandaron dos años después un departamento vasco, en la manifestación más masiva celebrada hasta entonces en Baiona tras el fin de la ocupación nazi.

Por eso, por muchas vueltas que se le siga dando al «cómo», y máxime ante este ciclo de movilización que se avecina, seguirá saltando a la palestra la segunda de las preguntas: «quién» debe garantizar el desarrollo local. Así, la experiencia de los Demo es plástica. Mientras no exista una clara interlocución local, los sectores más jacobinos seguirán mirando a otro lado para soslayar sus responsabilidades.

Dos retos (el de Batera y el de los Demo) que se sostienen desde dos victorias temporales: la consolidación de Laborantza Ganbara y el éxito de las movilizaciones para modificar el impacto de la autovía de los pirineos. Y un horizonte claro: 2007 como año electoral, en el que los sectores que han dinamizado la vida local sobre la base del reconocimiento local ­institucional, lingüístico, agrícola, universitario­ pueden estar en condiciones de consolidarse en ese escenario, reforzando una presencia del vasquismo y el abertzalismo que todavía no se ha concretado desde el punto de vista electoral.

Y es que tras la aparente estabilidad del sistema político local fluyen una serie de corrientes internas que parecen comenzar a eclosionar en la superficie. Tras un lento pero imparable trabajo de socialización, los sectores abertzales y vasquistas se han situado en el centro del sistema político local, condicionando y dinamizando los debates más importantes. Paulatinamente, es como si la crisis identitaria a la que fueron sometidas estas provincias fuera dando paso a un reverdecimiento del sentimiento de pertenencia vasco que explica el éxito de apuestas arriesgadas que tienen a la Euskal Herriko Laborantza Ganbara como referente. Pero estas experiencias no solo se explican por ese proceso de refortalecimiento identitario, sino que ejemplifican una estrategia de intervención que cambia los parámetros de la acción contenciosa vasca. Así, superada la fase de las demandas y los emplazamientos, el abertzalismo y los vasquistas de Iparralde se han embarcado en la concreción de sus apuestas sin mirar a París, pero sobre todo trabajando con todos los sectores, mimando relaciones de confianza transversales, extendiendo sus redes a espacios vírgenes como los de la inmigración o la cultura gascona. Se logren o no los retos, el abertzalismo y el vasquismo de Iparralde ya goza de la mayor de sus victorias: reclamar al Estado su mayoría de edad política y mostrar a sus vecinos del sur que ya no es hermano pequeño al que aleccionar. De hecho, probablemente, en estos tiempos de incerti- dumbre en Hegoalde, sería interesante que comenzásemos a mirar con un poco más de atención al otro lado. Y esta vez para aprender. -


 
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