El estrés y el trato injusto en el trabajo aumentan el riesgo de mortalidad laboral
Jorma Rantanen, presidente de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional (ICOH), advirtió ayer en Bilbo que los nuevos desafíos en materia de salud laboral se centran en las enfermedades cardiovasculares y coronarias. Según dijo, el estrés laboral y las horas extra elevan el riesgo de mortalidad por esas causas.
BILBO
Uno de los principales argumentos de los empresarios a la hora de intentar exculparse de la elevada siniestralidad laboral es que una parte importante de los fallecimientos se producen por enfermedades que no tienen por qué tener relación con el puesto de trabajo, como son las cardiovasculares o las coronarias. Sin embargo, el finlandés Jorma Rantanen, presidente de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional (ICOH), presentó ayer, en el décimo aniversario de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, conclusiones de diferentes estudios que desmontan el argumento de la patronal. El 58% de las causas de muerte en los países industrializados son debidas a patologías cardiovasculares y enfermedades coronarias. Pero, «el estrés continuo que se sufre en el trabajo eleva un 2% la muerte cardiovascular y en un 3% la coronaria. Es un número elevado de fallecimientos por el trabajo», sostuvo. También recordó que «si el trabajador tiene un trato injusto e inseguro, la mortalidad coronaria aumenta otro 2,5%», por lo que precisó que «un desafío necesario es recuperar unos ritmos más tranquilos en las empresas». Este técnico de reconocido prestigio indicó que en Japón se ha constatado, a base de estudios, que las horas extra aumentan también el riesgo a sufrir diabetes. «Estudios con- cienzudos han demostrado que multiplican por dos ese riesgo. Tiene una relación directa con el entorno laboral, lo mismo que el aumento de la depresión y de las enfermedades profesionales», explicó. Rantanen señaló que «sólo un 30% de los europeos se retira del trabajo con una salud adecuada». Un dato inquietante porque, según añadió, «los dos tercios restantes no se retiran por la edad, sino que lo hacen porque les es imposible continuar en su puesto de trabajo debido a diferentes patologías». El reconocido técnico finlandés apuntó que «se debe modificar la estrategia de la gestión de los riesgos para que sea más clara» y avanzó que «ante los nuevos desafíos del futuro, no se pueden utilizar métodos tradicionales para intentar reducir su impacto». A su juicio, en Finlandia se está dando un paso positivo al ponerse en marcha una campaña de «cero accidentes», en la que se hace hincapié en conocer de «una forma real» los problemas que para la salud de la persona se dan en los centros de trabajo. Jorma Rantanen señaló que «cuanto más bajo es el nivel de mortalidad laboral, menor es la tolerancia al riesgo. Es necesaria más educación y se debe trabajar para evitar la tolerancia a los riesgos en sectores de la vida laboral». Ante los cambios en los métodos de producción, reconoció que «se deben armonizar y acomodar las leyes de protección de la salud con más rapidez».
Cada dos horas muere un trabajador
J. BASTERRA
BILBO La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que tiene su sede en Bilbo, celebró ayer en el Palacio Euskalduna el décimo aniversario de su creación. Su director general, Hans-Horst Konkolewsky, reconoció el importante trabajo desarrollado en ese período en cuanto a extender la cultura preventiva entre los trabajadores del conjunto de la Unión Europea, a la vez que insistió en que queda mucha tarea por realizar. Es así, puesto que cada cinco segundos se produce un accidente de trabajo en la Unión Europea y cada dos horas fallece un trabajador en accidente laboral o cuando va o vuelve de su trabajo, según reconoció. Eso provoca que se pierdan al año 550 millones de jornadas de trabajo en el conjunto de la UE . El director general de la Agencia Europea resaltó que desde 1996 «hemos perseguido un sólo objetivo: proporcionar a los gobiernos, trabajadores, empresarios y otros grupos implicados, la información y visión necesarias para crear un entorno de trabajo más seguro y saludable para una población activa de 190 millones de personas en Europa». Problema social En el encuentro se dieron cita diferentes representantes de las administraciones europea, española y vasca. El director general de Osalan, IgnacioMurgia admitió el problema social que supone la siniestralidad. Tras asegurar que las administraciones públicas no tienen la varita mágica para solucionar el problema, resaltó la necesidad «de alcanzar compromisos entre las partes implicadas para avanzar en la cultura de la prevención» y criticó que la elevada subcontratación supone «la inadaptación legal» y «un aumento del riesgo». Walter Cerfeda, secretario de la CES, reclamó «intervenir» ante la elevada precariedad laboral, la aparición de nuevas enfermedades y el in- cremento del estrés.
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