Jesús Valencia - Educador Social
El abrazo del oso
Elkarri nace con la pretensión de aplicar al conflicto nacional el método que había permitido resolver el conflicto de Leizaran: reducir la confrontación e incrementar el acuerdo. Pero al perfilar su proyecto omitió un dato clave. Fue la lucha popular previa la que forzó la prepotencia de las instituciones para que se sentaran a dialogar, aceptaran la interlocución social y tomaran en cuenta algunas de sus propuestas. El Movimiento Social fue madurando su discutible diagnóstico y estrategia: ensanchar un espacio central dialogante a donde confluyan los dos extremos beligerantes. El PNV capta las potencialidades de Elkarri: puede ser mascarón de proa en su política de acuerdos y agente desligitimador de las luchas populares, en especial, las de la izquierda abertzale. Los jelkides galantean al Movimiento y éste se deja seducir. Se intercambian arras de gran valor. Aquellos brindan a éste los incontables apoyos que maneja el poder. Este proclama al Tripartito como la expresión política más ajustada del centro conciliador que aparece en su diseño. Y concede label de dialogante a un PNV que es nido de halcones contra cualquier reivindicación popular. Ambos se funden en un abrazo que viene a resultar el abrazo del oso. El tripartito se vuelca en Elkarri. Y el PNV, por medio de éste, quiere ser el eje de posibles acuerdos con un PSOE reciclado y con una izquierda «desguazada». El Movimiento, fiel a su esquema, va identificando violencias y demandando su desactivación con un rasero muy desigual. En la izquierda abertzale reseña todas: desde las pintadas hasta los atentados mortales. En el Estado aprecia también numerosas y graves violencias, cen- tradas, básicamente, en los abusos de poder. Omite la principal, generadora de las demás y clave del conflicto: que una minoría nos impone su marco utilizando los recursos que el Estado le facilita. El tripartito, como era de suponer, es eximido de responsabilidades. La tortura, la dispersión, la ilegalización, el apartheidŠ incumben sólo a Madrid. Las brutales actuaciones de la Ertzaintza jamás han sido valoradas por Elkarri como actos de violencia con intencionalidad política. La búsqueda de la paz no admite protagonismos y, menos, del PNV. Mucho antes de que Elkarri naciera, la izquierda abertzale reclamaba acuerdos para resolver el conflicto y ya dialogaba en Argel. Mientras, el PNV boicoteaba aquellos contactos alegando que no existía conflicto y que sólo había que hablar de traspasos competenciales. Elkarri hubiera sido más útil si hubiese actuado con menos dependencia. -
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