A lo largo del día de ayer, el Ministerio de Pesca canadiense iba a anunciar la apertura de la temporada de caza de focas, que este año tiene como límite la muerte de 325.000 animales para el sector comercial y otros 10.000 para los aborígenes canadienses.
El anuncio ya se había retrasado en comparación con otros años. Desde hace días, las embarcaciones de los pescadores están listas para partir hacia las aguas que rodean las islas Magdalena, en el centro de la entrada del golfo y donde habitualmente se concentra la principal manada de focas arpa.
Organizaciones defensoras de los animales también esperan en la pintoresca ciudad de Charlottetown a que el Ministerio de Pesca abra la veda, para intentar controlar una caza que la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos (HSUS) o el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) califican de cruel. Pero todo está en el aire ante la escasez de animales avistados. «De momento sólo hemos visto unas pocas miles de focas, 10.000 máximo», explica Rebecca Aldworth, portavoz de HSUS.
Normalmente, los témpanos flotantes alrededor de las islas Magdalena deberían ser el hogar de centenares de miles de focas, muchas de ellas, cachorros de dos a tres semanas de edad. «Este año el hielo se ha formado tarde explica Aldworth lo que hace que en muchos puntos la costra helada sea muy delgada».
Calentamiento global
Para Aldworth y las organizaciones ecologistas y científicas, las moderadas temperaturas que este año ha disfrutado Canadá durante el invierno son consecuencia del calentamiento global, lo que ha hecho que las aguas de la costa atlántica no se congelasen como normalmente sucede. «Estamos muy preocupados del impacto que las condiciones del hielo tendrá sobre la población de focas», dijo.
La escasez de hielo o la debilidad de la capa de témpanos aumenta la mortalidad entre los cachorros de foca. Sin hielo, las hembras alumbran en el agua y las crías no son capaces de nadar solas hasta cumplir dos semanas de edad. Sobre la debilidad del hielo, muchos animales jóvenes mueren aplastados entre los bloques móviles.
«Podría ser simplemente un año extraño o que la manada se encuentra en otra zona del Golfo y todavía no ha sido avistada, pero creemos que es prueba que este año hay menos cachorros de foca», añadió Aldworth. El Gobierno canadiense ha cifrado en cerca de 6 millones de ejemplares el número de focas arpa en las costas atlántica del país, lo que considera un número apropiado para permitir, por cuarto año consecutivo, la caza de alrededor de 300.000 focas.
HSUS e IFAW niegan que las autoridades canadienses gestionen una caza sostenible. «Es la mayor matanza de mamíferos marinos del planeta y está documentado que es de una crueldad extrema», dijo Aldworth. -
CHARLOTTETOWN