Los videojuegos han entrado ya en el museo
·El Museo de la Imagen de Nueva York les dedica por primera vez un espacio permanente
NUEVAYORK
Los «locos» de los videojuegos tienen su nuevo santuario en el Museo de la Imagen en Movimiento de Nueva York (MOMI), que ha abierto una muestra permanente, titulada “Interacting with the Screen” (interactuando con la pantalla), sobre la historia de esa industria, que en EEUU mueve más de 10.000 millones de dólares al año.Prácticamente desde su fundación, en 1989, el MOMI ha dedicado diversas exposiciones temporales a los videojuegos, como una forma de expresión artística más, y ahora ha decidido consagrarles un espacio con carácter permanente. El museo dedica este espacio a Ralph Baer, considerado el padre de los videojuegos domésticos, quien, a sus 83 años, explica cómo, «por casualidad», se le ocurrió la idea. «Estábamos haciendo unos ajustes y aparecieron unas rayas en el monitor, y pensé que podríamos utilizarlas para hacer un juego». Sus jefes, sin embargo, le dijeron que lo olvidara, y por eso no fue hasta 1966 cuando Baer creó su primer prototipo, “Brown Box” (caja marrón), cuya réplica es una de las joyas de la exposición del MOMI.
Historia, arte y negocio Aquel prototipo incluía varios juegos, el más famoso de los cuales era el ping-pong. El principal inconveniente era que el coste de fabricación y, por tanto, de venta era elevado. «Pese a todo, fabricamos unas mil unidades», recuerda Baer.
Para «vestir» “Interactuando con la pantalla”, el MOMI ha rescatado del ostracismo algunas de las máquinas recreativas de los años 70, pioneras del boom de la industria de los videojuegos. Entre ellas, una “Computer Space” original, creada por Nolan Bushnell en 1971, antes de que fundara la marca Atari. En la muestra no podía faltar un título como “Space Invaders”, que, desde que fue creado en 1978, se ha convertido en uno de los juegos electrónicos más populares de la historia. Aún se pueden encontrar ejemplares en activo.El responsable del MOMI, Carl Goodman, justificó la inclusión de los videojuegos en su colección porque «son una parte muy importante de nuestra historia reciente, una forma de expresión creativa y, por tanto, artística y un negocio».
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