Gudaris de la mar en el 36
La batalla por eldominio del mar fuedecisiva en la Guerradel 36. Algunos delos pescadores reconvertidos ensoldados del marlucharon en laconocida batalla deMatxitxako, en unaMarina creadaen octubre de 1936para ayudar a laRepública, y granparte de la laborque desempeñaronparece haber quedadoen el olvido. Algunosde los supervivientesrecibieron ayer sumerecido homenaje.
Acompañados por sus familiares y allegados más cercanos, los integrantes de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi volvieron a recibir ayer un nuevo y emotivo homenaje en el monolito erigido en su honor, en la carretera entre Bermeo y Bakio, cerca de San Juan de Gaztelugatxe.La iniciativa, que en esta ocasión contó con la presencia del alcalde de Bermeo, Juan Carlos Goienetxea, así como la de la presidenta del Parlamento de Gasteiz, Izaskun Bilbao, recuerda así, año tras año, la misión llevada a cabo por aquellos gudaris de la mar que en la Guerra del 36 ayudaron a la Armada Republicana y lucharon en la batalla de Matxitxako. Fue el 15 de octubre de 1936 cuando el presidente del Gobierno Vasco y consejero de Defensa, José Antonio Agirre, designó a Joaquín Egia y Untzueta jefe de la Sección Marina que empezaría a funcionar diez días después. La misión confiada a esta Sección era la de organizar una fuerza naval auxiliar de la Armada Republicana que se dedicara a la protección del tráfico mercante y de las faenas de pesca en aguas propias y mantuviera libres de minas submarinas los accesos a los puertos vascos. Y es así como nació la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, una de cuyas tareas básicas fue la de escoltar buques mercantes que llegaban a Bilbo. Las fuerzas navales republicanas contaban sólo con dos destructores, un torpedero y varios submarinos, entre ellos algunos soviéticos. Dada la coyuntura en la que vio la luz, esta Marina fue una de las unidades más peculiares y curiosas entre las fuerzas auxiliares movilizadas, sobre todo por el hecho de que sólo dependía del Gobierno Vasco.
Una vertiente decisiva Tal y como recoge el historiados navarro Juan Pardo San Gil en el libro “Crónica de la guerra en el Cantábrico: las fuerzas navales republicanas (1936-39)”, la batalla por el dominio del mar fue una vertiente de la Guerra del 36 bastante desconocida pero decisiva.
Perdida la batalla del norte, sin embargo, muchos de esos pescadores reconvertidos en soldados del mar, o cayeron prisioneros o se refugiaron en el Estado francés, mientras que otros aún siguieron luchando en el Mediterráneo.En el acto de ayer, organizado por Matxitxako Elkartea, los gudaris supervivientes de la Marina recibieron el calor de los suyos. Junto al monolito donde ondeaba la ikurriña un dantzari les bailó el aurresku. -
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