KIEV
El presidente de Ucrania, Víctor Yúschenko, visitó ayer la central nuclear de Chernóbil para honrar a las víctimas del peor accidente en la historia de la energía atómica, ocurrido hace veinte años, y proclamar como tarea nacional la recuperación de los territorios afectados por el desastre. «Nuestra tarea consiste en devolver Chernóbil a Ucrania como una zona de desarrollo dijo Yúschenko en un mitin solemne en la planta de Chernóbil. Junto con la ONU y la UE demostraremos que en Ucrania no hay agujeros negros ni lagunas. Después de veinte años de dolor y sufrimiento, esta zona de exclusión de 30 kilómetros en torno a la planta debe sentir que hay proyectos de desarrollo».
Tras indicar que «para cientos de miles, quizás para millones de personas, este pedacito de tierra en el que nos encontramos es sagrado», Yúschenko condecoró a varios participantes en las labores para minimizar las secuelas de la avería.
El jefe de Estado declaró que los ucranianos no saben toda la verdad de Chernóbil debido a que en su tiempo las autoridades soviéticas ocultaron la verdadera magnitud del desastre.
También admitió que Ucrania no está en condiciones de asumir financieramente todos los trabajos que se requieren para superar las consecuencias de la avería de Chernóbil, que, según cálculos del Gobierno, para el año 2015 pueden suponer daños totales por importe de 170.000 millones de dólares.
Yúschenko anunció que se espera que «en unas semanas» comiencen las obras de construcción de un segundo sarcófago sobre el accidentado reactor número cuatro de Chernóbil. El presidente de Ucrania cifró en 1.900 millones de dólares el coste de las obras y dijo que debe estar construido antes de 2010 «por cuestiones de seguridad».
Coincidiendo con este vigésimo aniversario de la mayor tragedia nuclear ocurrida en el mundo, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) desclasificó ayer varios documentos relativos a la avería de la planta nuclear de Chernóbil, entre ellos un peritaje que cifró la potencia de las explosiones que destruyeron su cuarto reactor en un equivalente a 30 toneladas de trilita.
En el museo del SSU en Kiev fueron exhibidos por primera vez al público varios gráficos oficiales, hasta ahora secretos, que muestran la dinámica de las magnitudes de la radiación en la capital ucraniana en los días posteriores a la avería.
Actos recordatorios del desastre de Chernóbil, que cambió la vida de millones de personas, se realizaron también en Rusia y Bielorrusia. En Moscú, trece activistas de Greenpeace se encadenaron a una valla metálica junto a la catedral de San Basilio, en la Plaza Roja, para protestar contra la construcción de centrales nucleares, y fueron detenidos por la Policía.
«La energía atómica representa un peligro ecológico, carece de ventajas económicas y es socialmente inaceptable», señaló Greenpeace, y advirtió de que para el año 2030 en Rusia está previsto construir cuarenta «nuevas Chernóbil potenciales».
También en Moscú, varios centenares de personas se congregaron ayer en el cementerio de Mítino, a las afueras de la ciudad, para rendir homenaje a 28 bomberos que yacen allí y que fueron las primeras víctimas mortales de la avería.
Tumbas cubiertas de plomo
«Aquí descansan los restos de los primeros que hicieron frente a la avería en la planta de Chernóbil sin saber siquiera cuán alto era el nivel de la radiación en la zona», afirmó en el mitin luctuoso el ingeniero Iván Kovalenko.A estos bomberos les habían dicho que se trataba de un «incendio habitual», añadió Kovalenko, quien también participó en los trabajos para superar las consecuencias de la avería.
Las tumbas de aquellos bomberos están cubiertas de gruesas planchas de plomo, debido a que recibieron elevadísimas dosis de radiación, que les causaron la muerte pocos días después.
La explosión de Chernóbil contribuyó de forma decisiva al colapso de la antigua Unión Soviética (URSS), según su último presidente, Mijáil Gorbachov. «El accidente del reactor fue, quizás más que la ‘perestroika’ (apertura) iniciada por mí, la verdadera causa del colapso de la Unión Soviética cinco años más tarde», sostiene Gorbachov.
El ex líder soviético recuerda las dificultades del Kremlin y de las autoridades rusas para obtener información sobre el accidente, niega que hubiese intención de esconder los datos y explica que «nadie sabía al principio la terrible dimensión y consecuencias del siniestro».
A su juicio, una de las razones por las que cree que no hubo un intento de engaño es que los miembros de la comisión del Gobierno que visitaron el lugar del accidente poco después de producirse «pernoctaron cerca de Chernóbil, comieron y bebieron normalmente, y se movieron sin máscaras, al igual que todos los trabajadores de la planta».
«La catástrofe posibilitó la libre opinión. El sistema, tal y como lo conocíamos, no podía seguir existiendo. Quedó absolutamente claro cuán importante era continuar con la política de ‘glasnost’ (transparencia). Más que ningún otro evento añadió, Chernóbil me abrió los ojos: me mostró las espantosas consecuencias de la energía nu-clear, incluso cuando no se utiliza para fines militares. Uno podía imaginarse más claramente lo que pasaría si explota una bomba atómica. Según los expertos, un misil SS-18 contiene cientos de Chernóbiles».
Sin embargo, el presidente de la Fundación de Defensa de las Glásnost (política de transparencia informativa propugnada durante la Perestroika) acusó a Gorbachov de mentir y aseguró que «la propaganda soviética intentó encubrir la catástrofe».
La ONU pide «no olvidar nunca»
La catástrofe de Chernóbil fue recordada también por la ONU, organización que expresó la necesidad de «no olvidar nunca» el sacrificio de la población que sufrió los efectos. Por su parte, el Pleno de la Eurocámara celebró ayer un debate sobre Chernóbil en el que la mayoría de los parlamentarios alertaron de los riesgos que supone la vuelta a la energía nuclear que están debatiendo varios estados miembros» como respuesta a la escalada de los precios del petróleo, la dependencia energética de la UE y la amenaza del cambio climático.
«La radiactividad es el
asesino perfecto»
MADRID.- «La radiactividad es el asesino perfecto, no huele, no tiene color, no se ve. Mata casi sin dejar huella». Así lo recordó Greenpeace en Madrid, donde 50 personas simularon la presencia de cadáveres en la Plaza Mayor para recordar a las víctimas de Chernóbil y advertir que se puede repetir.
Zapatero considera necesario
un debate
MADRID.- Rodríguez Zapatero manifestó ayer en el Congreso que ve necesario «un debate en profundidad» sobre la energía nuclear y se mostró convencido de que la mesa de diálogo abierta en noviembre para tratar esa cuestión permitirá «un horizonte de seguridad y de garantía energética».
200.000 niños fueron
atendidos en Cuba
LA HABANA.- Más de 200.000 niños víctimas de la catástrofe de la central nuclear de Chernóbil han recibido asistencia médica en Cuba desde 1990, según cálculos oficiales difundidos ayer. La estancia promedio es de tres meses y la atención médica abarca todo tipo de ayudas y tratamientos.
El Papa vincula la energía
con la paz
CIUDAD DEL VATICANO.- Ante unas 50.000 personas reunidas
en la Plaza del Vaticano, el Papa Benedicto XVI pidió ayer a «los responsables
de la suerte de la humanidad» que hagan «un esfuerzo unitario» y pongan
«cualquier energía al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y
la naturaleza».
Riesgos para mil personas en
Irak
BAGDAD.- La Agencia Internacional de la Energía Atómica
informó de que casi mil personas que viven cerca de la antigua planta nuclear de
Tuwaitha corren serios riesgos para su salud a causa de la radiación. Tuwaitha
es uno de los lugares de Irak donde se ha usado o enterrado material radiactivo.