KATMANDU
La guerrilla maoísta declaró entrada la noche de ayer un alto el fuego unilateral que entra en vigor hoy mismo y tendrá una duración de tres meses. En su comunicado, la guerrilla vincula su iniciativa con la necesidad de que la alianza de siete partidos de la oposición no caiga en tácticas dilatorias y contemporizadoras con el régimen y convoque de manera incondicional elecciones a una Asamblea Constituyente.
Horas antes, la guerrilla accedía a la demanda que les hizo el primer ministro designado, Girija Prasad Koirala, y levantaba el bloqueo sobre el valle de Katmandú y otras ciudades importantes del país.
Ambos gestos no son incondicionales. Los rebeldes advirtieron que reconsiderarán sus decisiones si la recien constituida Cámara de Representantes que se reúne mañana no cumple con la promesa de la alianza opositora, es decir, si no da los pasos para celebrar elecciones a una Asamblea Constituyente.
La guerrilla ha sido coprotagonista en las movilizaciones contra el rey Gyanendra. El pasado martes, la alianza de siete partidos aceptó la oferta del rey de restaurar las instituciones pero manteniéndose él en el poder. Pese a calificar la postura de «error histórico», la guerrilla da un paso al frente y se consolida como garante de un proceso democrático que culmine en el exilio del rey.
Soldados matan a seis civiles
El fin del bloqueo y el levantamiento del toque de queda permitieron a los nepalíes regresar a las actividades cotidianas. No es el caso de los habitantes de Belbari, a unos 500 kilómetros al sudoeste de la capital, que, aunque por motivos ajenos a los que provocaron las movilizaciones de las últimas semanas, ayer protagonizaron un episodio sangriento que acabó con la vida de al menos seis de sus vecinos. Según informaban las agencias, las fuerzas de seguridad nepalíes dispararon contra un grupo de habitantes que se estaban manifestando para denunciar que varios soldados habían violado y matado a una mujer de esta localidad. Los manifestantes rodearon el puesto militar y, al parecer, algunos intentaron entrar. Fue entonces cuando los soldados dispararon contra la población. Además de los seis muertos, 24 personas resultaron heridas; once de ellas se encontraban en situación de extrema gravedad.
Los militares nepalíes han sido acusados en varias ocasiones de acosar y violar a las mujeres de los lugares donde están destacados.