ROMA
El primer día de la legislatura italiana tras las elecciones estuvo marcado por la incógnita sobre quién ocupará la presidencia del Senado, después de dos votaciones que se saldaron sin un resultado válido. Prodi se pudo hacer una idea de lo que le espera en esta legislatura con una mayoría tan ajustada.
En su sesión inaugural, los diputados y senadores elegidos en los comicios en los que la alianza de centroizquierda de Prodi se impuso a la de Berlusconi tuvieron la tarea de votar a los presidentes de sus respectivas cámaras, pero a última hora de la jornada todavía no se conocían sus nombres.
En la Cámara de Diputados el único candidato a la presidencia es el comunista Fausto Bertinotti, que en las tres primeras votaciones no logró la mayoría de dos tercios necesaria para resultar elegido. Es necesaria una cuarta vuelta convocada para hoy, en la que será suficiente obtener una mayoría absoluta. Ello hace que la elección de Bertinotti esté asegurada: La Unión cuenta con 347 de los 630 escaños.
En el Senado la situación es más compleja, dado que la diferencia entre ambas coaliciones es de sólo dos senadores. Por la presidencia compiten el centrista Franco Marini (candidato del centroizquierda) y el veterano democristiano Giulio Andreotti (respaldado por Berlusconi), que protagonizaron ayer dos reñidas votaciones que no dieron ningún vencedor. En la primera, ninguno consiguió los 162 votos necesarios. En la segunda, confusión. Un recuento dio la victoria a Marini con 163 votos, pero se supo que había dos papeletas dudosas. Eran decisivas. Dos senadores habían escrito «Francesco Marini» y no «Franco Marini». Se esperaba otra votación.
