MACCABI 85
TAU BASKONIA 70
Jon ORMAZABAL
PRAGA
Definitivamente, no hay duda de que el Maccabi se ha convertido para el Tau en esa bestia negra que no puede sacar de sus peores pesadillas. Y es que, el equipo que había hecho de su dureza y de su calidad mental su sello de identidad, con la hazaña del OAKA como prueba irrefutable, volvió a naufragar ante la marea amarillaen la que han convertido la Euroliga para un Maccabi que ayer presentó sus credenciales para igualar el récord de aquella Jugoplastika que también vestía de ese color marcado en los peores recuerdos gasteiztarras.Desde el inicio, el partido de ayer fue una lucha entre piedras y tanques, pero con la sensación de que el aparentemente menos fuerte había gastado ya sus últimas resistencias en batallas anteriores y le bastaba con tratar de aguantar. Desde prácticamente el primer salto, Pablo Prigioni terminó con -7 de valoración, se topó con la asfixiante defensa diseñada por Gershon y ejecutada por Solomon y, sin su generador, el Baskonia se descompuso irremediablemente tras el primer golpe del equipo rival.
La derrota fue de las que hace mucho daño, no sólo por la imagen ofrecida, sino porque además perdió a Tiago Splitter para un tiempo que puede ser largo, con los play-off de la ACB en el horizonte.
Apenas un cuarto
El partido apenas duró un cuarto para el equipo gasteiztarra hasta que un triple de Erdogan, que entonces llevaba la responsabilidad de subir el balón, colocó a los de Perasovic 24-22 al inicio del segundo cuarto, en el que parecía el momento más delicado de un gran bloque amarillo con Parker, Vujcic y Baston en plan estelar y determinantes.El alero estadounidense tomó las riendas entonces, pegó otro arreón y al Baskonia ya no le quedaron más fuerzas para seguir remando contra corriente y se dejó llevar ante el vendaval ofensivo macabeo y su incapacidad en ataque.
No es una novedad que el Baskonia baila al ritmo de tango que impone su base Prigioni y Pini Gershon encontró en Solomon y Sharp los elementos que, a base de asfixiar al cerebro del equipo vasco, no sólo paró su temible pick and roll con Scola, sino que cortocircuitó de tal manera el ataque baskonista que, ni interiores ni exteriores lograron encontrar el aro rival por ningún lado.
El Maccabi, desgraciadamente, fue todo lo contrario como lo demuestra el parcial de 18-4 con el que respondió. Incluso con tiempo a gustarse ante una grada casi monocolor, los puntos fueron cayendo de manera vertiginosa, sin que los gasteiztarras supieran pararla de ninguna manera.
Por si la superioridad bajo los aros de Vujcic y de un Baston que se marcó dos triples no era suficiente, y con una diferencia de 14 puntos, el Baskonia recibió una estocada mortal con la lesión de Tiago Splitter y el marcador 40-26. Incapaces de encontrar respuesta, las tendencias se mantuvieron y el 51-32 del descanso era definitivo, incluso para el Baskonia.
Ni la presencia en cancha de Ukic ni la esperada calidad de Erdogan sirvieron para frenar el empuje macabeo y la diferencia llegó a ser sonrojante, llegando a lo 34 puntos en el 71-37 del tercer cuarto.
Tímida resistencia
Aunque no sirviera de mucho, Scola y Hansen, bien secundados por un gran Kornel David, lideraron la tímida resistencia de un Baskonia herido en su orgullo ante la prepotencia israelí, que se estaba divirtiendo a costa de un Baskonia que no era ni mucho menos el equipo fiero que nos acostumbra.Sabedores de que el partido no se les podía escapar, Maccabi comenzó a pensar en la final que les puede dar su tercer título consecutivo, bajó su pistón defensivo, evitó complicaciones en sus piezas claves y el Baskonia lo aprovechó para ir maquillando la diferencia para dejarla en quince puntos que, siendo muchos, no fueron tantos como la sensación de superioridad que se trasladó desde la cancha del Sazka Arena.
En definitiva, que la de ayer fue una derrota muy dura y dolorosa pero habrá que confiar en que recupere el orgullo, si es posible mañana mismo, que la afición se lo merece.