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Gara > Idatzia > Mundua 2006-04-29
Ingo NIEBEL
La izquierda alemana, en la encrucijada
¿Va a haber un nuevo partido de izquierda o se dará una separación entre el Linkspartei.PDS y WASG? La respuesta llegará el domingo cuando terminen los congresos de las dos formaciones. El WASG se halla en una profunda crisis que pone en duda el proceso de fusión con el Linkspartei y la composición de su cúpula. El Linkspartei está buscando su horizonte entre el socialismo y el neoliberalismo.

En vísperas de los congresos del WASG y del Linkspartei.PDS, es difícil pronosticar los resultados porque existe una serie de incógnitas. La situación es complicada tanto dentro de las dos organizaciones como también en la relación entre ambas.

De hecho, el WASG acaba de vulnerar el pacto de cooperación con el Linkspartei, firmado en 2005, en el cual ambas partes se comprometieron a no presentarse jamás como competidores en ningunos comicios. Pero el pasado fin de semana, el comité regional del WASG decidió presentarse a las elecciones de Berlín, donde el Linkspartei.PDS aún está en coalición con el partido socialdemócrata (SPD).

El martes, la cúpula del WASG rechazó anular la decisión de los berlineses aunque pone en duda el proceso de fusión con los socialistas del Linkspartei. La mayoría votó contra su hombre fuerte, Klaus Ernst, e inició así un agrio debate sobre la composición personal de la ejecutiva nacional. Ernst quería que se anulase el paso dado por los berlineses a pesar de que desde el punto de vista legal era casi imposible lograrlo. La mayoría de la dirección optó por dar la palabra a los delegados. Ernst y las personas que le respaldan temen, con razón, que pronto el grupo parlamentario en el Bundestag, formado con el Linkspar- tei.PDS, podría perder su estatus, y con ello una serie de privilegios, si el WASG de Berlín sigue su rumbo. La legislación no permite que dos partidos formen un grupo si compiten en algunas elecciones.

Unir o dividir

En torno a este debate ha surgido otro sobre el composición de la ejecutiva nacional. De hecho, se ha entablado una lucha entre los «críticos» a la fusión con el PDS y los «favorables» a la misma. El ataque lo llevó a cabo la vicepresidente del grupo parlamentario, Inge Höger, criticando duramente a Ernst, Oskar Lafontaine y a otros «porque más que unir han separado al partido».

Mirando más de cerca quiénes se enfrentan dentro del WASG se nota que en un lado se hallan los ex socialdemócratas y sindicalistas, como Lafontaine y Ernst, y en el otro personas de la denominada «ultraizquierda». La candidata principal del WASG para las elecciones de Berlín proviene de uno de estos «grupitos». Su éxito demuestra el grado de movilización que este sector tiene y que podría darse alguna sorpresa en el congreso que se celebra en Ludwigshafen, en el oeste alemán.

Para completar el catastrófico escenario, el ex miembro de la cúpula del WASG, Andreas Wagner, cambió su carné por el del partido neonazi NPD, diciendo que en la política social de ambos «existe un gran denominador común».

Diametralmente opuesto, tanto en lo político como en lo geográfico, el Linkspartei reunirá a sus delegados en Halle. Su ejecutiva emitió un mensaje positivo al WASG, diciendo que «Somos y seguimos siendo opti- mistas» en torno a que la fusión tendrá lugar. Al Linkspartei también le espera un congreso conflictivo. La cuestión crucial es si los «posibilistas» logran extender su hegemonía, lo cual supondría otro paso más hacia la «socialdemocratización» del partido socialista. Esta misma es la condición sine qua non para que el Linkspartei en un futuro no tan lejano pueda entrar en el ejecutivo nacional con el SPD.

Los puntos en los que se podrá apreciar este viraje son la posición que el congreso tomará de cara a Cuba y quién ocupará el puesto de vicepresidente. La candidata del presidente Lothar Bisky fue rechazada por ser enemiga del WASG y de Lafontaine. El sector pro WASG propuso como alternativa a la eurodiputada Sahra Wagenknecht. El secretario general Dietmar Barsch le recomendó dejar la candidatura. Wagenknecht está considerada como una de las «duras», fiel a la ideología comunista. Fue la única de su partido que votó en contra de la resolución del Parlamento Europeo. El apoyo de los otros seis eurodiputados originó una profunda crisis dentro del partido. Los «posibilistas» quieren que el congreso respalde a posteriori a los seis parlamentarios mediante una declaración sobre los Derechos Humanos.

El hecho de que el Linkspartei se haya posicionado ayer al lado del encarcelado líder de la oposición bielorrusa se interpreta como un mal augurio respecto a su respaldo a otros proyectos socialistas. El sector que defendió el Tratado constitucional europeo quiere además que el congreso legitime la privatización de viviendas municipales. Con ello los socialistas adoptarían una idea fundamental del neoliberalismo.

En definitiva, dos congresos paralelos deciden sobre el futuro de la izquierda alemana. -

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