Raimundo Fitero
Vacío
¿Puede alguien decir que los guiones de “Vaya Semanita” son peores ahora que antes? No. ¿Puede alguien decir que el reparto de este espacio es peor ahora que antes? Pues..., mira, yo, a veces, me parece, ejem..., puede ser; sin ánimo de ofender, yo diría que sí. ¿Existe alguna medida objetiva para contestar las dos preguntas anteriores? No. Es más si nos ponemos a hilar un poco más fino, se pueden hacer tantos matices que entremos en un laberinto de contradicciones. Por lo tanto, y resumiendo, a mi no me engancha esta etapa de VS. Es más, hay momentos que me parece muy flojo. Pero insisto, hay más intencionalidad en los guiones, aunque están mucho peor resueltos los chistes, las historias, los gags, y el plantel actoral, a mi entender, es bastante menos efectivo y comunicativo.
Yo me quedo vacío. Veo los esfuerzos, entiendo los doble sentidos, pero me los han servido tan mal, que no me hace gracia. Ni puñetera gracia. Ni siquiera me dibujan una mueca. En otras ocasiones les veo tanto las costuras, la flojera, el no acabar de redondear el asunto que me parece que estamos ante un producto inconcluso, como si fuera en un nivel demasiado deficitario en cuanto a sus formas y facturas audiovisuales. Es más, cuando tienen más tono de fin de curso de instituto, me entretienen un poco más, me parece que en plan gamberrada me cuela, pero después, cuando se sustenta en un actor u otro, la cosa tiembla, se resquebraja. Me invita a la resonancia magnética y acabo dándole al mando a distancia.
Hizo bien la cadena en mantener “VS” cuando se produjo el bajón de audiencia, se vio que las comparaciones con las temporadas anteriores era de difícil sostenimiento. Cumple su función social, no ha aportado muchos personajes, dichos, frases o tópicos de lenguaje al común del misericordioso uso de las cuadrillas, ni está tan presente en los zappings de otras cadenas, pero siguen saliendo txapelas, txikiteros, se habla del sexo en ausencia, hay un cierto aire de disposición a la broma de baja intensidad política y se mantiene el espíritu amistoso suficiente para irse sosteniendo con invitados de relleno. Ahora medimos la relación calidad-precio. -
|