Raimundo FITERO
No sabía
Tuve la oportunidad de ver cómo un caballero se ganaba dos millones y pico de euros, contestando toda la rueda de preguntas de “Pasapalabra”. Un comerciante madrileño, que quedó conmocionado, lloró y solamente supo balbucear. “no sé si mañana iré a trabajar”. Era su primer día de concurso y se llevó el mayor premio de un concurso en toda la historia de la televisión estatal. Pero no sabía que haría en los próximos días. En otro concurso de Telemadrid, estuvo diecinueve días concursando. Asegura ser un lector. Después del sofocón, es decir varios días después de su grabación, cuando habían pasado unas horas desde su emisión, dice que se tomará las tardes libres. A mí un premio así, después del paso del inspector de Hacienda, me daría para no ir a trabajar ni por la mañana durante un buen rato. Cada uno tiene sus necesidades y sus exigencias. Miren cómo hay cientos de miles de seres humanos, de toda clase y condición que son capaces de creerse que la filatelia es un mercado de valores cambiantes que pueden dar beneficios por encima del petróleo o la construcción. Yo estoy seguro que al doctor House si le tocasen dos millones de dólares, no iría más por el hospital. O iría a sus asuntos, no ha meterle un aguja por el ojo a un paciente para poder llegar al cerebro y practicarle una biopsia. Escena realmente espectacular y sobrecogedora. Aunque debo decir que mi espíritu se encuentra ahora mismo esponjado porque ayer, casualmente, una compañera de este periódico me puso al tanto del accidente mortal de Xabier Rekalde. Yo no sabía, estaba desplazado, en otros ámbitos, y mirando por la edición virtual los grandes titulares, sin mirar la letra pequeña. Puta carretera. Y le colocarían una manta mientras llegaba el último precinto. Que las músicas del mundo le acompañen, que le bailen los gusanos, nosotros nos quedamos con sus trazos, con su escritura, con su pasión, con sus fobias, pero sobre todo con sus filias. Nos hizo disfrutar mucho con sus artículos, con su visión del mundo y la vida. Hoy beberé a su salud. Maldita carretera, cada día te odio más porque me has quitado demasiadas alegrías. -
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